¡Oh, Beatrice...!
Voy, aunque no con órden que no es mi estilo. ¿Pensas que nadie lee estos post? Mi anacrónico olfato me dice que te equivocás. Pasa cuando uno es tiburón, el cortoplacista de los mares. Más de dos de los bichos que pululan por las procelosas aguas se restriegan las aletas, pero él no los ve. Siempre pendiente de sí mismo, vive manducándose rémoras. De paso: ¿Alguna vez leiste la guerra de las salamandras, de Bradbury? ¿O era Asimov?
El fuero íntimo..., ah... No vale. Soy lo que hago, no lo que piense. Me lo enseñó una jovencita que siempre pregunta ¿Llevaste el medio kilo de arroz, o solo lo pensaste?
¿Nunca nos vamos a poner de acuerdo?. Mirá, hay dos cosas. Una, la paciencia. Dos, desentrañar realmente como otro piensa. No partir de que yo lo se todo y el otro está equivocado, y a cada opinión muestra la barba. Ejemplo: Si Juancito dice que está a favor del krausismo, no le puedo achacar a Juancito que suscriba hasta la última frase y/o acción de aquel no barbado que era Krause, no? Por tanto: desconocés el tren de Juancito, que en una de esas viaja en algun vagón que ni te imaginás, y vos estás contenta de que aún no salió del andén. Falsa conciencia.
Tenemos muchísimos puntos de vista diferentes. Viva la diferencia!... Vamos, ningún ruido de palmoteo sale de una sola mano. Solo que las manos deben reconocerse como tales, no como una aplaudidora y otra solo para tañir.
En fin: Que, mi querida, no creo en imposibles, sino en posibles. Esos, son los que no conocés, y seguramente es parte de responsabilidad mía, mi falta de claridad. Pero mirá: nunca en ningún lado un ingeniero ganó lo mismo que el que limpia las calles. Esos argumentos, son para usar tomando una cervecita con ...., me voy a ahorrar nombres, sirven solo para autoafirmarse.
Fin : Mimí es tocable, se me ocurre. Bien tocable. No por mí, claro, jamás se me ocurriría, pero se me hace que es tocable.
¡Oh, Beatrice...!
Chau