Siempre me ha preocupado como las personas sin escrúpulos, se aprovechan de los más crédulos, esto es común en curanderos, lectores del tarot, adivinadores, médicos brujos, místicos, y cualquiera de sus variantes, pero estos realmente se quedan cortos, con los verdaderos depredadores de nuestra sociedad: los falsos políticos, cuyo efectos perniciosos afectan una sociedad por generaciones.

De esta nefasta clase de embaucadores, los peores son los totalitaristas, aquellos que quieren imponer su desviada visión del mundo a una sociedad, a sangre y a fuego, sin importarles nada ni nadie, y que no comprenden como se desarrolla un país, más allá de la ensalada mental de ideas obtusas y arcaicas que rumian en su delirante cerebro.

Todos ellos son malos, sin importar las anacrónicas etiquetas que les gusta pegarse a sí mismos (derecha-izquierda), términos en boga en los sesentas, pero que hoy en día no tienen sentido alguno, todos ellos destruyen sus propias naciones, corrompen sus propios ciudadanos, y perjudican a los países vecinos.

Hoy en día, la locura delirante que recorre la América de habla castellana, es una mezcla totalitarista de nacionalismo-fascismo, con toques de socialismo- comunismo (o como quieran definir esa mezcolanza de conceptos marxistas tropicales), sus principales exponentes son: Hugo Chavez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Manuel Noriega en Nicaragua, y Manuel Zelaya (antiguamente desde Honduras).

El ídolo de pies de barro, de todos ellos, y cuya gestión en el ejercicio del poder es su inspiración, no es más que el ex dictador cubano Fidel Castro, al cual todos alaban, y nombran como una referencia continental.

Analicemos pues entonces el fenómeno, desde sus diversas variantes, como se manifiesta, como se difunde, como desprecia y destruye a los que dice proteger, conozcamos también a sus personajes, lo que creen, lo que dicen, y como actúan, todos aprenderemos algo de esto.

Saludos,