Mientras andábamos por el borde del muelle, iba yo aparentemente tranquilo.

Pero cavilando todo el tiempo, así que georgi seria ahora el general, dictando
lo que teníamos hacer o no hacer, y Dim su perro faldero de sonrisa boba.

Pero de repente caí en la cuenta que el pensar es para los atristos y que los
ominosos cuentan con la inspiración y con lo que el señor manda. Porque
ahora venia en mi ayuda una música deliciosa, había una ventana abierta,
con un tocadiscos en marcha, y en seguida videe el camino a seguir…

La Naranja Mecánica