El ser es insoportablemente leve, ligero. Al menos nuestro ser, nuestro estar,
nuestro vivir (que ser, estar y vivir no es exactamente lo mismo, pero
dejemos eso a un lado). La novela de Milan Kundera nos presenta una serie
de personajes que oscilan entre la levedad, la indecisión, la angustia de la
elección y una vida ya planificada, cerrada, en la que el cosquilleo de la vida
y el espejismo de la novedad están ahogados por el eterno retorno de la
cotidianidad
. Así es también el amor: un proceso que se repite
incesantemente y que pasa de un modo más o menos exacto por etapas que
nosotros creemos únicas, exclusivas, personales, irrepetibles: ilusión,
ensoñación, repetición, rutina, aburrimiento, celos, inseguridad,
apasionamiento, locura, distanciamiento. Todo ello salpicado de idealización,
desengaño, odio y contradicción: anhelamos lo que no tenemos, aunque
seamos responsables de su pérdida. El amor que a fin de cuentas resulta tan
angustioso (y a veces absurdo) como la vida misma. Lo que creemos fuerte,
sólido, pesado es insorportablemente leve.


http://www.boulesis.com/boule/la-ins...vedad-del-ser/