Saludos: De mis gatos puedo decir que están todos locos. Aparte, bueno, que "La Gata Ploma", una refugiada de la calle que se quedó a vivir en el jardín, tuvo cuatro hijos; una de ellos, "La Negra" se cruzó con "Lobero", también llegado de la calle y por cuenta propia, y a su vez tuvieron tres hijos. Siempre conservo uno de ellos para que continúen las generaciones, de modo que "Hugo" fue el afortunado. Hugo, gato común, se cruzó con una nueva adquisición, una siamesa, que parece estaba enamorada, porque rechazó a un macho de su raza, prefiréndolo a él. Los tres cachorros, ya bisnietos de La Gata Ploma, ahora vuelan de un estante a otro en mi biblioteca, saltan sobre mi escritorio, trepan las cortinas y corren desaforados de un extremo a otro de la casa. Ninguno heredó rasgos de siamés, je, je.