Siete vientos en los calendarios y geografías de abajo.
(Se me vino a la mente este fragmento de discurso...)
Segundo Viento: un digno y rabioso empeño
De homenajes y saludos (un poco de historia e histeria pasadas y presentes)
Antes hemos señalado el truco geográfico que el Poder usa para acomodar distancias inexistentes entre sus formas de dominio, por un lado, y las resistencias que encuentra, por el otro.
El Poder también usa los calendarios para neutralizar los movimientos que atentan o atentaron contra su esencia, su existencia o su normalidad.
Por eso sus fechas conmemorativas. Con ellas se acota, se limita, se define y se detiene. Con cada día del calendario que el Arriba admite en su cronología, se da una toma de control sobre la historia. Con esos días se detienen los movimientos, se dan por finalizados en todos los sentidos. No habrá Arriba, en esa calendarización de la historia, nada que dé cuenta de los procesos y movimientos que entonces son reducidos a un día.
Y entonces esas fechas se convierten en estatuas. En México, el 16 de septiembre y el 20 de noviembre fueron momificados desde los inicios de la larga era priísta. Cada año, la camarilla de criminales en turno, es decir, en el gobierno, acudía a monumentos y desfiles sólo para asegurarse de que Miguel Hidalgo, José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Villa y Emiliano Zapata seguían muertos.
Y no sólo había en el calendario de arriba sus fechas de exorcismo frente a muertos incómodos, también las había donde el control se corroboraba, como los primeros de mayo priístas en México.
Tal vez por eso, reivindicando su profunda raíz priísta, el gobierno perredista de la Ciudad de México ha pretendido oficializar el 2 de octubre de la mano de algunos de los envejecidos en ideas participantes en el movimiento estudiantil de 1968. Como si así quisieran tomar control sobre una juventud capitalina digna y rabiosa.
Y estoy casi seguro de que, en cada punto de la abigarrada geografía mundial, el Poder ha erigido estatuas y puntos de control en su calendario.
Otra vez desde la Grecia recurrente nos llegó la palabra que dijo que, para tratar de desfondar la rabia movilizada de la juventud, el gobierno adelantó el período vacacional.
Pero el airecillo liberal se convirtió en huracán neoliberal y vino la globalización. Y con ella el crujir de los viejos cimientos de las clases políticas… y de sus usos y costumbres.
En México, el primero de mayo ya no volvió a ser el mismo, es decir, un dilatado agradecimiento al-señor-presidente, cuando los aparatos de control sindical se resquebrajaron y los trabajadores convirtieron la marcha que debía ser de caravanas serviles en una de demandas y reclamos. Entonces una bomba molotov fue a dar a las puertas de Palacio Nacional. ¿El año en el calendario? 1984. Unos meses después, yo tendría una de mis muertes y uno de mis nacimientos en las montañas del sureste mexicano [...]
En estos tiempos pasados hemos visto cómo, con homenajes, el Poder de uno y otro color, ha logrado domesticar a algunos, a algunas de quienes pueden tener una posición crítica frente a ÉL. Neutralizadas así (“¡Por dios!, ¿cómo voy a criticar a quien me dio esta medalla y/o este cheque?”) estas personalidades, otrora críticas al sistema y sus gobiernos, se convierten entonces en simples correas de transmisión de la verdad en turno.
Antes, para lograr eso requería una embajada, o al menos un consulado. Hoy no se necesita tanto, bastan algunos cortejos en comidas y reuniones, un homenaje a cargo del erario, cortar un listón de alguna obra pública, unas cuantas notas periodísticas, y ¡zas!, ya tenemos a un nuevo vocero de los dos gobiernos que actualmente padecemos en México[...]
Sobre este año del 2009 se nos ha dicho hasta el hartazgo que la globalización está en crisis y que todos habremos de pagar los costos. Así pasa, en épocas de crisis el capitalismo se vuelve profundamente “democrático”[...]
Subcomandante Insurgente Marcos. México, 3 de enero del 2009 en http://enlacezapatista.ezln.org.mx/varios/1229
Última edición por CID-CAYUS; 13-ene.-2010 a las 11:11
Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista. Helder Camara (Obispo en Brasil).