¡Oh, Amado mío, así es como quiero consumir mi vida!... No tengo otro modo de probarte mi Amor, mi Jesús, que ofreciéndote flores, es decir, no desperdiciando ningún pequeño sacrificio, ninguna mirada, ninguna palabra, aprovechando las más pequeñas cosas y haciéndolas por Amor...

No Le rehusemos el menor sacrificio, ¡es tan grande todo en la religión!... ¡Recoger un alfiler por Amor puede convertir a un alma! ¡Qué misterio! ¡Ah, sólo Jesús puede dar tal valor a nuestras acciones!


El Amor todo lo puede. Con Amor, las cosas más imposibles no parecen difíciles. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, sino el Amor con que tales obras se hacen.

Santa Teresita de Lisieux. "Historia de un alma".