Me encontré con el siguiente artículo:
EL CIENTIFICISMO SOBRE EL CALENTAMIENTO ATMOSFÉRICO GLOBAL
El sistema capitalista ha convertido el tema del calentamiento global, más que en un verdadero problema –aún cuando sí lo es– para la humanidad, en un negocio rentable que desde la década de los 90 del siglo XX empezó a ser explotado por las principales potencias capitalistas. El calentamiento global, un problema que ya desde los 70’s se advertía de manera seria, pasó a ser el discurso hipócrita de gobiernos y “personalidades” ante medios, población y Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) que pugnan por una verdadera concientización y solución del problema.
El fenómeno del calentamiento terrestre, científicamente bien conocido, es imprescindible para la misma vida. La atmósfera permite absorber la energía lumínica emitida por el sol, esto hace que la superficie terrestre se caliente e irradie calor hacia el espacio, algunos gases que conforman la atmósfera – bióxido de carbono (CO 2 ), Vapor de agua y metano, principalmente– absorben parte de este calor y lo vuelven a irradiar hacia la superficie del planeta. Esto permite conservar una temperatura superficial favorable para la vida (aproximadamente 15oC) que de lo contrario (en ausencia de atmósfera) sería muy desfavorable (temperatura promedio de -18oC, sin tomar en cuenta que en la ausencia de este fenómeno en realidad habría temperaturas extremas, muy altas durante el día y gélidas durante la noche).
A este fenómeno se le ha dado popularmente el nombre de “efecto invernadero” –por analogía puede ser correcto el término, pero los fenómenos en realidad son diferentes, en un invernadero se evita que se pierda el calor a través de convección mientras el fenómeno atmosférico se da por radiación– y a los principales gases que lo ocasionan se les denomina gases invernadero o de efecto invernadero. El aumento desmedido en la concentración de estos gases (principalmente de CO 2 , ya que debido al aumento de éste, en parte también se da el aumento de vapor de agua) en la atmósfera es lo que ha provocado un sobrecalentamiento global, modificando equilibrios y ciclos naturales afectando a todo el planeta, principalmente a todos sus habitantes.
El principal responsable de este desajuste natural ha sido el sistema capitalista de producción, al impulsar la explotación y uso irracional de los recursos naturales: la quema excesiva de combustibles fósiles (petróleo, gas natural), lo que lleva a una alta emisión de CO 2 por más “limpia” y eficiente que sea la tecnología empleada; la tala inmoderada que termina con miles de hectáreas de bosques y selvas cada año, lo que ocasiona que el CO 2 que las plantas convierten en oxígeno –a través de la fotosíntesis principalmente– sea menor y aumente su concentración atmosférica; el consumismo que provoca un aumento excesivo –valga la redundancia– en el consumo general de energía; etc.
La burguesía, como clase dominante y dueña de los medios de producción y por tanto la clase más beneficiada y promotora de este sistema productivo, ha querido eludir su responsabilidad presentando el asunto como un problema ocasionado por la humanidad, así, en abstracto (es un problema de ricos y pobres, de países desarrollados y subdesarrolados, de todos, son las expresiones que manejan). Por lo que pretende relegar todo el costo, como es natural en el sistema capitalista, a las clases explotadas, a los pueblos. Desde la creación del Panel Intergubernamental sobre el Calentamiento Climático (IPCC) en 1988 de la ONU, esta agencia ha sido el marco de referencia y principal proveedor de información para que los “preocupados” gobiernos intenten ponerse de acuerdo y tomar decisiones respecto al calentamiento global, y desde entonces empezaron a manejarse términos como Impacto Ambiental (IA), desarrollo sustentable, etc.,que permearon hasta las organizaciones políticas quepoco tenían que ver con los problemas ecológicos y que; en adelante –en un afán por demostrar modernidad– incluían demandas ambientales e incorporaban este lenguaje cientifísta a sus programas, estatutos y reglamentos; confundiendo y desviando sus objetivos reales de lucha y resistencia.
Ya en 1992, en el marco de la cumbre de Río de Janeiro, Brasil, los principales países (potencias capitalistas) prometían tratar de reducir las emisiones de CO 2 , y con ellos arrastraban a un gran número de naciones (en total poco más de 160, que firmaban la declaración) para hacer lo mismo. A partir de entonces, en cada cumbre realizada para tratar el asunto ha sido pura demagogia y verborrea. En 1992 se hablaba de reducir las emisiones de gases invernadero a niveles de 1990 para el año 2000. En 1997, en el marco del protocolo de Kyoto, Japón, las potencias capitalistas se “comprometían” a reducir las emisiones de estos gases en un 5.2 %, respecto a los niveles de 1990, para el periodo comprendido entre el 2008 y 2012; 141 países ratificaban el pacto pero, ¡oh! Sorpresa, el país más contaminante (el que emite la mayor cantidad de CO 2 ) del mundo, Estados Unidos de Norte América no firmó el convenio, los demás que lo firmaron en realidad poco han hecho para cumplir las metas –metas que ya ni mediocres se pueden decir– que se planteaban en el famoso protocolo de Kyoto.
En el encuentro más reciente, el COP15 de Copenhague, fue más de lo mismo; discursos plagados de supuestas buenas intenciones, acuerdos que nadie está obligado a cumplir y que nadie piensa cumplir, con Estados Unidos –ahora ya con el grandioso humanista Barack Obama como representante– oponiéndose siquiera a firmar el irrisorio acuerdo comprometedor que es el protocolo de Kyoto. Todo se postergó, por enésima ocasión, al siguiente encuentro que será el próximo diciembre en el COP16 a celebrarse en México [...]
El capitalismo se desarrolla en función de intereses económicos, mientras los combustibles fósiles sigan representando una de las principales fuentes de riqueza, no se disminuirá el uso de éstos y por tanto, menos aún, la emisión de gases de efecto invernadero. Estados Unidos, como poseedor de la mayor reserva de petróleo en el mundo, no va a tomar en cuenta los “bien intencionados” acuerdos ambientales, propuestos por la burguesía de otros países con el propósito de ir abriendo nuevos mercados en materia de energía que les permita reposicionarse, ya que el mercado del petróleo e hidrocarburos fósiles ya está más que monopolizado, estos convenios, obviamente, afectan los intereses de la oligarquía nacional norteamericana.
Mientras tanto, todos (toda la clase burgués internacional) van a tratar de obtener beneficios políticos y mediáticos del problema del sobrecalentamiento global aprovechando la ingenuidad y las buenas intenciones de muchas organizaciones no gubernamentales y de la población en general.
En estos momentos donde el capitalismo representa ya un obstáculo –en todos los rubros y sentidos– para el desarrollo de la humanidad, el proletariado internacional –como una de las clases más humanista– debe reorientar e intensificar su lucha contra su clase antagónica y opresora, la burguesía nacional e internacional, como la única forma de terminar con el sistema capitalista, único responsable de la destrucción planetaria.
Fuente: El insurgente. Año 13. No. 125. Febrero-Marzo de 2010. en http://www.cedema.org/ver.php?id=3833
Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista. Helder Camara (Obispo en Brasil).