Hola a todos

Hola Charpe


Carl Sagan no es un sumo sacerdote. Nosotros podemos usar el sentido comun igual que el.
Los testimonios de cientos de pilotos civiles y militares en todo el mundo son pruebas que bastan a cualquier mente abierta y sin prejuicios para dar credibilidad a la existencia de objetos voladores no humanos.

Desgraciadamente la mente humana tiene una habilidad muy grande para ver solo lo que quiere ver.
El caso de los Crop Circles es paradigmatico de esto que he dicho, pero este no es el momento de hablar de ello.

El informe de Jaime Maussan ( cuyo programa no suelo ver) presentaba los datos que constan oficialmente en los Archivos del Ministerio de Defensa del Reino Unido. No habia nada inventado.
Es de sentido comun que si dos pilotos de combate de EEUU recibieron la orden, oficialmente, de despegar lo más rápido posible y derribar un Objeto Volador No Identificado (OVNI) que, según los datos del radar, tenía un tamaño como de "un portaaviones volador", es que ese objeto existia.


Si solo conociesemos el caso que vivió Milton Torres tendriamos derecho a sospechar posibles malfuncionamientos del radar u otras causas, pero no es asi pues son, como he dicho, muchos los pilotos que han tenido experiencias con Ovnis.

OTRO EJEMPLO
El caso de la Base Aerea de La Joya, en Arequipa


El 11 de abril de 1980 en la base aérea de La Joya, en Arequipa, 1800 personas entre civiles y militares observaron un objeto extraño sobrevolando su cielo. Inmediatamente, el piloto, Óscar Santa María, recibió la orden de perseguir al artefacto y atacarlo si acaso consideraba era un peligro para la soberanía nacional.
El grupo del escuadrón salió a ver de qué se trataba ese objeto y efectivamente, divisaron que a unos 600 metros de altura, sobre el final de la pista de aterrizaje, había un objeto luminoso elevándose, casi estático, sobre el espacio aéreo de la base.
Santa María piloteaba un Sukhoi 22, nave de guerra de gran tecnología que cuenta con una extraordinaria precisión para ataques aéreos y terrestres, con ella y luego de tener al objetivo en la mira, disparó sus obuses (balas de alto calibre) esperando haber impactado en el objeto. No obstante, para su sorpresa, la nave “absorbió” el ataque, sin siquiera permitir que los obuses estallaran.

Santa María, recuperado de la sorpresa del primer ataque, siguió nuevamente al objeto llegando incluso a 11 mil metros de altura, a cerca de unos 84 kilómetros de la base de La Joya. Al darle alcance, el piloto volvió a tomar la posición de disparo, no obstante, nuevamente, y antes de que el piloto pudiera realizar el disparo, el objeto subió a mayor altura, rompiéndole así la maniobra del militar peruano.

No obstante, el piloto logró alcanzar nuevamente al objeto, pero esta vez, lejos de intentar atacarlo simplemente lo rodeó como para reconocer quien o qué era su enemigo circunstancial. Grande fue su sorpresa cuando notó que su enemigo era algo que nunca había visto en toda su carrera militar.

“Era un objeto con una cúpula pavonada, como un foco partido por la mitad, con una base ancha de metal que hacía que todo brille, cuando me acerqué y cuando lo vi copmleto, me di cuenta que no tenía, toberas, alas, ventanas, antenas, nada, era una superficie muy lisa por arriba y por abajo”. Dice Santa María recordando su experiencia.

Al final de esta misión, el piloto peruano había disparado cerca de 38 obuses, ninguno de ellos le produjo un daño visible al objeto desconocido.







Saludos