II. La Fiesta
Niña Lucía se acicalaba ante el espejo. Buscaba alguna prenda capaz de hacerla parecer atractiva a los ojos de sus compañeros. Pero no podía hacer nada contra las tetas de sus amigas. Niña Lucía se sentó en la cama y comenzó a sollozar. ¿Por qué? Se decía. ¿Por qué estaba obligada a pasar invisible?
Ya era noche cerrada cuando Ángela pasó a por ella. Las calles oscuras desdibujaban el esbelto cuerpo de las dos quinceañeras.
"Va, Luci, date prisa. Estas calles son jodidas."
"¿Tienes miedo?"- respondió Niña Lucía con una sonrisa perversa.
"Luci, no me toques las narices."
"¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que nos violen? ¿De que nos desnuden y empiecen a metérnosla como animales?"- niña Lucía se pegaba al oído de su amiga y hablaba con un tono quebrado.
"Luci, coño no juegues. Vamos a llegar tarde a la fiesta"- La voz de Ángela temblaba.
"¿Y si no quisiera llegar? ¿Y si lo que quiero es perderme por estas callejuelas y llevarte conmigo?"- Y dicho esto, Niña Lucía salió corriendo y dobló la primera esquina que encontró.
"¡Luci! ¡Va, coño! ¡No tiene ni puta gracia!"- nadie contestaba.- "¿Luci? ¡LUCÍA! Joder, Luci, sal ya."
Ángela se asomó a la calle por la que se había metido Lucía, pero allí no había nadie. La penumbra solitaria era lo único que veía. Ángela empezó a preocuparse. Se sintió vulnerable. Sola.
"¿Qué haces tan sola, niñita?"- sonó una voz ronca a su espalda, y Ángela rompió el aliento de la madrugada con un grito ensordecedor.
"¡Lucía!"
"¡Jajajajaja! ¡Qué susto te has llevado! ¿No quieres que te viole entonces?"- rió Niña Lucía.
"¡Vete a la mierda!"- Ángela salió hacia la casa de su compañero, enfadada.
"¡Va, Angie! ¡No te cabrees! ¡Era sólo una broma! ¡Angie, coño!"
Ángela se alejaba cada vez más, y Niña Lucía no tuvo más que seguirla.
"Lo siento, Angie. Perdóname"
"¡No!"- contestó su amiga.
"¡Joder, Ángela!"
"Ni joder ni hostias... ¡Vete a la Puta MIERDA!"- dijo, como paladeando las palabras.
Sin una palabra más, llegaron a casa de Luis.
"¡Vaya! ¡Por fin llegó la reina!"- comentó Luis cuando, tras abrirse paso por entre los cuerpos de sus compañeros, abrió la puerta a Ángela.
"Luisito... no me empieces a tocar los ovarios."-respondió Ángela con una sonrisa forzada y yendo directamente a beber algo.
"¡Hombre, Lucía! ¡Creí que no vendrías!"- exclamó Luis tras observar cómo Ángela pasaba de él.
"Ya ves... y ahora que he venido... ¿Me vas a decir dónde están las bebidas?"
"¡Coño, no me digas que tú bebes!"
La carcajada histriónica de Lucía sonó por encima de la música.
"Nene... te apuesto diez euros a que no me aguantas bebiendo".- contestó Niña Lucía mientras observaba cómo Ángela se alejaba de ella y empezaba a charlar con un par de compañeros.
"Tranquila, fiera. Allí tienes las bebidas, y pásatelo bien, ¡Alegra esa cara!"
Niña Lucía le hizo caso. Estaba enfadada. Y decidida. Decidida a superar esa noche a Ángela. No había sido capaz de aguantar una broma, muy bien, pues había otra cosa que iba a aguantar aún menos. Quedar en poderes de seducción por detrás de la Niña de la clase... Niña Lucía.
La cadena de música se encendió de ritmo. El pop acaramelado de los triunfitos dio pasa a un rock suave de manos de Fito Cabrales y sus Fitipaldis.
Niña Lucía agotó el vaso que se había preparado y escrutó el panorama a ver quién podía servirle. "Perfecto" se dijo. Ángela, arisca, se desembarazaba con facilidad de Joan, uno de los compañeros más guapos de la joven. "esta es la mía"
"Olvídate de ella."·- le dijo Niña Lucía cuando Ángela se alejó de su compañero.- "Toma... está bueno, lo he preparado yo misma..."- añadió, extendiéndole a Joan un vaso idéntico al que ella portaba en la otra mano.
"¿Qué le pasa hoy a tu amiga?"- dijo, pegando un trago
"¿No lo sabes?"- le dijo, Niña Lucía, mirándolo sorprendida, como si fuera algo de conocimiento general.
"¿El qué?"
Sonriendo, Niña Lucía contestó: "Que es gilipollas, Joan". Y comenzó a reír. Con ella, Joan también rió.
"No sabía yo que eras tan bromista..."- Joan le pegó otro traguito al vaso.
"Hay tantas cosas que no sabes de mí"- añadió, acariciando con discreción la mejilla del joven. Joan cerró los ojos por lo suave del contacto. Cuando los volvió abrir, Niña Lucía se había alejado de él entre el mar de adolescentes que habitaban el gigantesco salón de la no menos gigantesca casa de Luis.
El ritmo de la música cambió violentamente. La "Samba da Bahía" de Carlinhos Brown animó a todos los presentes. Niña Lucía apareció entre el gentío de parejas que se buscaban y agarró de la mano a Joan. "Ven", fue lo único que le dijo, y Joan obedeció inmediatamente, dejando el vaso sobre una mesita.
Mientras seguía a Lucía, Joan se fijó en algo. Algo que jamás le había llamado la atención. El culo. El culo de Lucía era espectacular. Cada día, bajo el uniforme, pasaba desapercibido. Pero en la fiesta, con esa mini vaquera, el culo de Lucía se veía abrumadoramente atractivo.
La sorpresa se cebó nuevamente en Joan. Niña Lucía sambeaba mejor que nadie. Su magnífico pandero era una batidora que se pegaba a la entrepierna del chaval. Sin poder evitarlo, su verga creció dentro de los pantalones con el roce del culo de Niña Lucía.
Como pudo, Joan respondió al baile intentando mantener el ritmo de Lucía. Pero el culo de su compañera se pegaba a su entrepierna y avivaba, aún más, si cabe, la erección. De pronto, Lucía se giró y acercó su boca al oído de Joan...
"¡Qué dura!"- susurró, y Joan, incrédulo, sólo pudo mirarla a los ojos. Ojos que se acercaban cada vez más. Y, de repente, un beso. Un beso que fue luz y fue silencio y fue un reducto en que los dos amantes estuvieron solos entre la multitud.
Nunca soñó Joan que Niña Lucía besara tan bien. Nunca soñó que esa lengua supiera bucear en su boca con tanta travesura. Las manos del joven se hundieron bajo la camiseta de la niña para posarse sobre el torso escasísimamente abultado de Lucía. Sus pezones endurecidos le dijeron todo lo que quería saber.
"¿Nos vamos a una de las habitaciones?"- preguntó el chaval.
"Vamos"
Mientras Lucía y Joan salían del salón, Ángela buscaba a su amiga en el mar de gentes.
"Oye, Claudia... ¿Dónde está Lucía?"
"¿No la has visto? Hace un momento estaba bailando con Joan. ¿Tú sabías lo bien que baila Lucía? Joder, creo que se la ha levantado a todos, no te digo ya al Joan... creo que acaban de salir".
Enfurruñada, Ángela optó por servirse otro vaso de lo que fuera mientras, por lo bajo, susurraba "Puta".