No es aquél que en una esquina mutila las neuronas de adolescentes vendiendoles drogas, no es aquél que te apunta con un arma y clava su bandera en tu territorio.
No son esos deseos de ir en contramano solo porque está el cartel que
anuncia que no hay que hacerlo, no es el que está en una iglesia todos los
domingos contando el rebaño para llevarlos hasta donde sus bolsillos resistan.
No es el cáncer, el hambre, la matanza. Hay algo mucho peor que nos acecha día a día, nos respira en la nuca, sigue nuestros pasos. Como un cazador, nos huele, nos vigila, nos espera; ¡Es el tedio!
Señores, el aburrimiento, el tedio, el no saber qué hacer es lo que acarrea
los grandes problemas en los que nos vemos envueltos.
El estar con nosotros mismos sin saber qué función darnos.
Pronto, cuiden sus mentes, que no caigan presas de ese monstruo.