Y celos sin razón de ser…

Durante mi estadía en mi antiguo trabajo, hubo situaciones bastantes extrañas. Una de ellas, fue la paranoia de mi jefa inmediata superior. Mujer de 32 años, ‘gordibuena’, cabello rizado y teñido de cobre con transparencias rubias… le daba un aire a Niurka, pero en región 4.

‘Marilonjas’, así le apodé, obviamente, en mis pensamientos. Su nombre real es Maribel.

Éramos 3 mocosos compartiendo la oficina con la dictadora Marilonjas.

Uno de esos 3 mocosos era el buen ‘Serch’ (Sergio, su nombre real), ‘movida’ de la Marilonjas. Se metían en la otra oficina y se encerraban a hacer quién sabe qué cosas… seguramente cosas pecaminosas, porque Marilonjas, al salir, mostraba ya una boca despintada y un tanto desarreglada su vestimenta. Mientras tanto, el buen Serch se iba al baño… Eso lo hacían casi diario. Así que, por obvias razones, mi compañera y yo supimos que eran algo más que compañeros de trabajo. Le pregunté a la Marilonjas que si eran novios y me confesó que sí. Pues, bueno, -dije-, cada quien su vida.

Serch y yo nos sentábamos en un mismo escritorio, largo, pero no al grado de estar separados… estábamos codo a codo y eso generó una muy buena amistad. Nos llevábamos tan bien que la Marilonjas nos echaba, de vez en cuando, miraditas fulminadoras. A mí me incomodaba esa situación porque no había nada más que una buena amistad, pero la paranoia de mi jefa era algo grave al grado de que me movió al otro escritorio donde estaba mi otra compañera y ella la puso en mi lugar… Total, sigo siendo amiga de Serch -pensé-. Y, sí, se reafirmó más nuestra amistad pero ella no lo pudo entender.

En uno de sus arranques de celos, se salió corriendo de la oficina. Serch fue detrás de ella y hablaron -él me lo dijo-. También me dijo: ‘¿Oye, T?, ya no podré hablarte.. tú sabes qué onda.’, y le respondí: ‘No hay problema, pero qué mal que te chantajeé de esa manera, pero es tu decisión.’, y él solamente levantó los hombros como diciendo: ‘Ni modo.’.

No sé qué problemas con respecto a la autoestima tenía esta mujer, porque me dijo: ‘Te comentaré algo en buena onda. Yo sé que te gusta mi chavo y te arde que no ande contigo. Sí, sí, yo sé que te gusta porque está guapísimo y es único, pero, entiende, T, él y yo nos entendemos y espero que comprendas mi proceder y mi actitud para contigo.’, a lo que le respondí: ‘Pues yo no tengo ningún problema con usted, y mucho menos con él, pero sí le aclararé algo, no me gusta… es mi amigo y nada más. Yo no le he dado motivos para que piense de esa manera.’, y me respondió: ‘Si está conmigo es por algo, ¿comprendes?’. Y, claro, se pavoneaba por toda la oficina. Se blasonaba de ser superior y de ser parida por el mismo Dios. Decía que era hermosa e inteligente. ¡Pero qué seguridad! y, a la vez, inseguridad por sus bajas pasiones y temores.

¡POBRE LOCA!, la monomanía la hacía desvariar.

Por su salud mental, ya no le dije lo que su amado me confesó: ‘T, siempre me ha gustado el color de tu piel… no digo más…’.

Supongo que casos así hay muchos, también en el internet... y ya encontré lo que estaba buscando... es, simplemente, risible. Lo pondré en siguiente post.