¡Qué bello! ¡Profesor Jirafales, qué milagro que viene usted por acá! ¿No gusta pasar a tomar una tacita de café? Jajaja. Gracias mi cielo, eres encantador...
¡Qué bello! ¡Profesor Jirafales, qué milagro que viene usted por acá! ¿No gusta pasar a tomar una tacita de café? Jajaja. Gracias mi cielo, eres encantador...
Para finiquitar una contienda, no siempre es necesario ser uno quien dice la última palabra. Se proclama uno satisfecho y victorioso; cuando el argumento enemigo empieza a tornarse incoherente, vacío, desesperado y sin sentido...