Iniciado por
pana
Hace unos años compre un caserío en ruinas con 1000 hectáreas de terreno, no es que valiera gran cosa, parte del terreno era pura piedra y el resto monte donde solo crecían espinos, pero… un precioso río truchero atravesaba la hacienda.
Las condiciones de la casona eran deplorables , de hecho existía peligro de derrumbe, además no había ni agua ni luz, pero recibí una herencia, y pensé que seria una buena inversión.
Allí me encontraba con el equipo de camping, una tienda de campaña, saco de dormir, una lámpara de gas, una nevera de playa llena de latas de coca-cola y un bocadillo de mortadela, después de pasar la mañana en el río y no haber sido capaz de pescar una sola trucha, saque la mesa y una silla de esas que se pliegan, coloque la sombrilla y abrí una de las latas de cocacola.
Estaba desilusionado y empecé a barajar la posibilidad de volver a vender la dichosa hacienda, mire hacia el camino y en él, plantado en medio, y con cara de bobo mirando al cielo, un chaval, al principio pensé que seria algún pobre tonto que se había perdido, ¡parecía tan desorientado! así que le llame.
- Eh!! Tu, ¿Qué haces ahí?
- No se, no se. -Me dijo encogiéndose de hombros-.
-Ven, pasa, que te invito a una cocacola.
Saque otra silla del maletero del coche, se la ofrecí para que se sentara, y le puse la cocacola delante, el chico la abrió, y se sentó.
Al primer trago me dio la impresión que su cara de bobo iba adquiriendo una expresión mas normal, así que le pregunte por su nombre.
-Jorge –me dijo- me llamo Jorge.
Curioso nombre pensé, y al cabo de un ratito parecía una persona totalmente normal, dio otro sorbo a la cocacola, se estiro en la silla y dijo:
- Pues se esta bien aquí, ¿Qué hay que hacer?
Le di unas semillas que unos días atrás, me había vendido en el mercado un buen Judío, saque una azadilla del maletero del coche y le dije:
-Hala, vete cavando hoyos y planta estas semillas, a ver que pasa.
No había terminado de hacer el primer hoyo cuando en el medio del camino con la misma cara de imbecil que tenia Jorgito otro elemento miraba hacia el cielo.
-Ea, pasa que te invito a una cocacola.
Cuando la termino, curioso, la misma reacción que Jorgito, así que lo lleve junto a él para que le ayudara.
Increíble, pero al cabo de una semana tenia en la casona a 10 tíos y tres chavalas. Había ido al mercadillo a comprar mas semillas, mas colas y mortadela, pero aquello empezaba a ser complicado, hacia buen tiempo y la gente dormía al aire libre cubriéndose con algunas mantas encontradas dentro de un arcon en la casona, pero esa situación no podía mantenerse por mucho tiempo así que decidí hacer crowdsourcing, compre unas botellas de Jack Daniels, unos canapies y me reuní con los 13 y mi persona para ver si llegábamos a algo positivo.
- ¡Coño! -Dijo uno- con unos ladrillos y algo de cemento podríamos acondicionar un poco la casa
- Si, -dijo otro- pero hay que hacer algo para conseguir agua, tengo la espalda destrozada de tanto ir al río con calderos a por ella.
- Conseguir agua es sencillo -dijo otro- solo hay que hacer un regato desde la parte alta del río, una poza junto a la casona y después otra zanja que vuelva a conducir el agua al río.
Yo estaba alucinado de tal despliegue de talento, pero, en principio, me pareció bien, y así fue como empezamos las obras para reconstruir la casona, sin embargo seguía apareciendo gente y tanto movimiento de personal había empezado a preocuparme. Compre mas Whisky y mas canapies y los volví a juntar a todos, éramos ya mas de 30.
- Pues ya veis como están las cosas, aquí no para de llegar gente, me da la impresión que las obras de acondicionamiento no van a poder cubrir nuestras necesidades.
- ¿Y que tal si construimos un hotel? -Dijo de repente una señorita-
- Pero bueno, eso son cosas mayores, para hacerlo nos haría falta un arquitecto –dije-
- Por eso –contesto- yo soy arquitecto.
Me quede acojonado, de repente, de gente talentosa habían pasado a profesionales y especialistas.
- Si, pero para eso nos hará falta una hormigonera y para mover la maquina hace falta energía –dijo el albañil-
- Con un generador a gasoil de unos 60Kw podríamos empezar, sin embargo, estaría bien generar nuestra propia energía, podríamos construir un canal desde la parte alta del río y aprovechar la fuerza de la corriente de agua para hacer girar una turbina y, así, poder producir energía eléctrica. No en vano soy ingeniero industrial y he hecho un master de energías renovables en Nueva York.
No podía creerlo, además la gente estaba súper entusiasmada con las ideas y todos deseaban participar de una u otra manera.
- Estos canapés están muy buenos –dijo una de las chicas- ¡pero nada que ver con los que yo preparo!
- Pues nada –le dije- para la próxima tu te encargas.
- Habrá que documentar a todos los que estamos aquí –dijo un abogado- yo me encargo.
Pues así se empezó la realización de la obra, la arquitecto se puso a hacer los planos con la ayuda de algún otro, que al parecer le hacia tilín, el ingeniero industrial se encargo de todo el tema eléctrico, tanto en las instalaciones hoteleras, como en la idea de la turbina. Yo por mi parte me encargue del generador y además me pareció buena idea comprar unas gallinas ponedoras a ver si así podíamos ahorrar algo, compre también unas cabras que daban muy buena leche y un par de perros por si las dudas.
Con cada reunión de crowdsourcing surgían nuevas iniciativas. Construimos una incubadora para empollar los huevos, un experto apartaba los machos de las hembras, los pollos para la cazuela, las gallinas a poner. El excedente de pollo se lo pasábamos al buen judío para que los vendiera en el mercado. Un ingeniero agrónomo se encargo del cultivo de la tierra y conseguimos que la hacienda se proveyera prácticamente de todo. Cultivábamos patatas, puerros, zanahorias, lechugas, maíz para las gallinas, de todo. Todo marchaba muy bien. A los 5 años los manzanos plantados al principio dieron la primera cosecha. Hicimos una reunión especial.
- ¿Qué hacemos con tantas manzanas? –pregunte-
- ¡Hombre! Sidra, ¡que vamos a hacer, pues!
Y así fue como empezamos a hacer sidra, el abogado se encargo de toda la movida fiscal, creamos una cooperativa y nos convertimos en el mayor productor de sidra de la comarca. No había problema o inconveniente que no se solucionara tras una reunión de crowdsourcing. Además de la turbina, colocamos varios molinos en lo alto del cerro para producir energía eólica y en la zona pedregosa de la hacienda plantamos una barbaridad de placas fotovoltaicas. Energéticamente éramos totalmente autónomos e incluso podíamos vender parte de la energía producida.
¡Que bien marchaba todo! Hace unos días abrimos por fin el hotelito.
La gente a dejado de venir, si, desde que vino la loca ya no ha aparecido nadie mas. Aún la estoy viendo, allí plantada, con la misma cara de idiota que todos, algo mas angustiada que los demás y mirando al suelo en vez de al cielo.
-Ey!! –le dije-
Echo a correr hacia mi gritando:
- ¡Padrino, padrino! - me abrazo y me dio dos besos- ¡eres tu padrino! que alegría conocerte padrino, que alegría.
Yo no sabia que hacer.
- Anda pasa, que te invito a una cocacola.
La lleve hacia la piscina del hotelito y la hice sentar sobre una tumbona, le alargue la cocacola y le dio un trago. Miro hacia el otro lado de la piscina y vio a Jorgito que estaba limpiando la piscina, se levanto y le dijo:
-Eh!! Jorge, ¿Eres tu? Si, eres tu, cuanto me alegro Jorge de verte y de que estés bien, de verdad me alegro mucho.
El otro me miro y se encogió de hombros como diciendo:
- ¿Quién coño es esa tía?
Termino la cocacola se estiro sobre la tumbona y dijo:
- Se esta bien aquí ¿Qué hay que hacer?
- ¡Y yo que se que puedes hacer tu aquí, si estas como una regadera! –pensé-
Me levante y le pedí que me acompañara a recepción a ver que había por allí para ella. Oye que cosas, iba saludando a todo con quien se cruzaba
- Hola Tito, tu también por aquí, que alegría.
- Hey!! Lore que guapa estas, ¿Y tu marido?
- Aupa Archivaldo! Cuanto me alegro de verte
- Don Pablo, que bien se conserva usted.
Y la gente con esa expresión estúpida como diciendo:
- Me suena, pero, ¿De que?
Por fin llegamos a recepción y la loca no hace otra cosa que correr hacia la recepcionista, se echa a sus brazos y, entre lagrimas le dice:
- ¡Mama, mama! Te quiero mama, te quiero.
Lo cierto es que la señora bien podría ser su madre, si no fuera porque la recepcionista es un monumento y la loca es mas fea que una fea disfrazada de fea, pero bueno. Aún así y todo, nada, la recepcionista impasible.
A estas alturas y viendo lo visto estoy empezando a sospechar si no será que fingen no conocerla, ¡es que hay que verla! desde su llegada no ha hecho otra cosa que quejarse y criticarlo todo, empezó por la comida: -que si esto no me gusta, si aquello esta soso-, después siguio con los profesionales, -que si esto esta mal hecho, que si esto otro hubiera sido mejor hacerlo asau…
En fin, que la gente esta harta y aburrida. Para colmo de males son varios los que ya se han largado, y lo malo es que cuando pregunto a alguno por fulanito, me mira con la cara de besugo que tenia el primer día y me dice:
- ¿Quién, quien?
Joder que mala suerte, ¡Con lo bien que iba todo!