¿Ves la puerta blanca? Bueno, ahí no irás. ¿Ves la puerta negra? No, esa de los Tigres del Norte, no, es la otra que se ve allá, sí, esa.
Bueno, si sigues, vas a ir a dar allá de un puntapié y no mío, lo advierto. ¡Abusao!
Mejor piensa en otro deseo.
Si se me concediera un deseo, sería abrazar a mi abuelo paterno.