Sigan consolándose unos a otros y edificándose unos a otros
(1 Tes. 5:11).
¿Cómo podemos fortalecer con amor a los hermanos? Una manera de hacerlo es sabiendo escuchar (Sant. 1:19). Escuchar con empatía es una muestra de amor. ¿Cómo fortalecemos a quien está desanimado? Tratemos de pensar en cómo nos sentiríamos en su lugar y hagámosle preguntas con tacto a fin de comprender lo que siente. Las expresiones de nuestro rostro deben reflejar interés sincero y cariñoso. Si el hermano siente la necesidad de explicarnos con lujo de detalles lo que le pasa, seamos pacientes y no lo interrumpamos. Es más probable que comprendamos sus sentimientos si lo escuchamos con paciencia. Por otro lado, él confiará más en nosotros y estará más dispuesto a escuchar lo que le digamos. Cuando demostramos interés sincero, somos una fuente de mucho consuelo.
(1 Tesalonicenses 5:11)
Así que sigan animándose unos a otros
y edificándose unos a otros, como ya lo están haciendo.
(Santiago 1:19)
Quiero que sepan, mis queridos hermanos,
que todos deben ser rápidos para escuchar,
pero lentos para hablar y lentos para la ira,