Templo de Leontópolis
En varias ocasiones durante el siglo II A.C. un templo judío fue construido en Leontópolis, en el nomo egipcio de Heliópolis, que fue cerrado por Roma en el 74 D.C. Las primeras referencias conocidas son las de Flavio Josefo, escritas poco después de su cierre. Más tarde, las fuentes rabínicas mencionan a Mentópolis pero no describe el templo, y las alusiones a ella se puede encontrar en varios otros textos. El templo fue construido por Onías IV, el hijo de Sumo Sacerdote de Israel Onías III. El templo fue construido a imitación del de Jerusalén, con la principal diferencia de que se parecía a una torre (probablemente como reflejo simbólico tradicional del templo de Jerusalén), y que los Menorah de siete brazos fueron sustituidos por una única lámpara colgante de oro (probablemente representando al sol: debido a estar en Heliópolis, la ciudad del sol). La construcción de este templo se justifica con las referencias a Isaías, poniéndose en oposición a Jerusalén.
La rebelión de Bar Kojba
La primera rebelión judía fue en el año 70 d. C. y fue aplacada por el general romano Tito, donde fue destruido por última vez el templo de Jerusalén. La rebelión de Bar Kojba fue la segunda y última rebelión o revuelta judía, que fue aplacada sangrientamente por los romanos en los años 132-135 d. C. Esta rebelión tuvo graves consecuencias y a partir del siglo III el principal centro normativo de la tradición judía se transladó a Babilonia, aquí se elaboraron los sagrados escritos compilados por los Tanaítas y darían origen al Talmud Babilónico. Después de la rebelión de Bar Kojba la Tierra de Israel comenzó a ser llamada Palestina' para borrar todo vínculo con los judíos y rememorar a los filisteos, y se les prohibió a los judíos la entrada a Jerusalén, donde años más tarde se erigiría una ciudad romana, Aelia Capitolina
El "tercer templo" romano de Juliano
En 363, el emperador romano Juliano II apodado "el apóstata", se dirigió a Persia, deteniéndose en las ruinas del templo de Salomón en Jerusalén. Manteniendo su política de fortalecimiento de otras religiones no cristianas, Juliano ordenó la reconstrucción del templo. Uno de sus amigos personales, el historiador pagano Amiano Marcelino, escribió sobre este particular:
Encargó este trabajo a Alipio de Antioquía, que había administrado la Bretaña como lugarteniente de los prefectos. Perfectamente secundado Alipio por el corrector de la provincia, impulsaba vigorosamente los trabajos; cuando repentinamente formidable erupción de globos de fuego, que brotaron uno tras otro, de los mismos cimientos del edificio, hizo el paraje inaccesible a los trabajadores, después de haber perecido muchos de ellos; y renovándose el prodigio siempre que volvían al trabajo, fue necesario renunciar a la empresa.
El fracaso en reconstruir el templo fue atribuido a un terremoto, muy comunes en la región, y a la ambivalencia de los judíos sobre el proyecto. Se especula también con la posibilidad de un sabotaje, así como de un fuego accidental. Para los historiadores de la iglesia de la época, el fracaso se debió a la intervención divina.
Este hecho es descrito por los escritores católicos contemporáneos san Gregorio Nacianceno, san Ambrosio de Milán, san Juan Crisóstomo y Rufino de Aquilea. También lo narran los historiadores católicos Sócrates de Constantinopla, Sozomeno y Teodoreto de Ciro.
Los católicos han considerado que este milagro está relacionado con la Nueva Alianza, que ya no se basa en la adoración en el Templo de Jerusalén sino en Cristo.
Intentos de reconstrucción en el siglo XXI
Menorá inspirada por la antigua del Templo de Jerusalén. Inicialmente exhibida en el Cardo de Jerusalén (2007), sería teóricamente empleada luego del eventual advenimiento del Mesías esperado por el pueblo judío. The Temple Institute, Barrio judío de la ciudad vieja de Jerusalén.
En Jerusalén, el Instituto del Templo exhibe la maqueta arquitectónica de lo que será el Tercer Templo de la Ciudad Santa. La maqueta muestra el Templo de Salomón, más no es el que está en la descripción del Profeta Ezequiel, que es como deberá ser el verdadero tercer templo.
Las ropas sacerdotales de quienes ministrarán el sacrificio en ese lugar ya están tejidas. Por otro lado quienes ministrarán en este templo también han sido entrenados y seleccionados de acuerdo a los requisitos explicados en la Torá.
A pesar de que, según la tradición judía, su construcción será fruto de la “obra divina” según el Yehuda Glick, director del Instituto del Templo, “La Torá nos ordena levantar el Templo. Los que creen que el Templo descenderá de los cielos, por arte de magia o elemento cósmico, eluden el precepto bíblico de prepararse y participar en la construcción”.
Sin embargo hay un problema que hay que resolver. La explanada donde estuvo el Segundo Templo y donde se debe construir el Tercero está dominada por las mezquitas de la Cúpula de la Roca y de Al-Aqsa. Cualquier tentativa de expropiación conduciría a un enorme conflicto religioso que traspasaría los límites de la región. Conocidas como Al-Haram ash-Sharif -El Noble Santuario-, es para el Islam su tercer lugar más sagrado después de La Meca y Medina.