Nadie obliga a nadie a ser testigo de Jehová. De hecho, es Dios mismo quien atrae a personas con cierta condición espiritual a servir junto a Su pueblo. Las personas pueden aceptar servirle por voluntad, o decidir no hacerlo.
Mis padres se casaron jóvenes. Mi madre tenía 19 años y mi padre 24. Ambos eran miembros de una organización revolucionaria llamada Unión de Jóvenes Comunistas. Eran revolucionarios, marxistas ... esa era su filosofía. Pero no dejaron de estar curiosos acerca de la existencia de un Creador. Una señora comenzó a visitar a mi madre, y ella comenzó a estudiar la Biblia. Mi padre no se opuso. Mi madre se hizo testigo de Jehová cuando yo era muy pequeño. Mi padre no. Decidieron que ella nos enseñaría este camino, pero que nosotros decidiríamos al crecer. Yo decidí que quería ser testigo de Jehová; mi hermano mayor decidió que no. Mi padre se bautizó como testigo de Jehová con más de 60 años. Hoy tienen más de 52 años de casados.
Nadie obliga a nadie a servir a Jehová. Nadie pone una pistola en la cabeza de nadie para que lo siga siendo. Cuando una persona decide bautizarse para formar parte del pueblo de Jehová, sabe que tiene que llevar una vida de servicio y dedicación a Dios, esforzándose por seguir los principios bíblicos. Cuando se bautiza es porque ha decidido mostrar públicamente que desea dedicar su vida a Dios y servir con Su pueblo. Si decide abandonar su servicio a Dios, es libre de hacerlo cuando quiera, exactamente como cuando decidió formar parte.
2Tim.3:13 (...) los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.
Dan.11:33 Y tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos. (...)
... 12:10 Muchos se limpiarán y se emblanquecerán y serán refinados. Y los inicuos ciertamente actuarán inicuamente, y absolutamente ningún inicuo entenderá; pero los que tengan perspicacia entenderán.