Cita Iniciado por Loboesceptico Ver Mensaje
Por increíble qué parezca, tengo una pareja de excelentes amigos, por cierto chilenos, que son testigos de Jehová.
Pero es diferente que sean personas cercanas, pues siempre se convence más por experimentación que por razón. De los razonamientos de otro siempre se puede desconfiar, pues uno imagina que siempre puede hallar mejores argumentos, que a veces es cuestión de esperar.

Y más en este subtema que llevan;... blasfemia. Estamos un tanto obligados en los debates a darnos tiempo, como dijo Schoppenhauer: "esa improbidad misma, el empeño en mantener tozudamente una
tesis incluso cuando nos parece falsa, todavía tiene una excusa. Con frecuencia al
comienzo de la discusión estamos firmemente convencidos de la verdad de nuestra tesis,
pero ahora el contraargumento del adversario parece refutarla; dando ya el asunto por
perdido, solemos encontrarnos más tarde con que, a pesar de todo, teníamos razón;
nuestra prueba era falsa, pero podía haber habido una adecuada para defender nuestra
afirmación: el argumento salvador no se nos ocurrió a tiempo. De ahí que surja en
nosotros la máxima de luchar contra el razonamiento del adversario incluso cuando
parece correcto y definitivo, pues, precisamente, creemos que su propia corrección no es
más que ilusoria y que durante el curso de la discusión se nos ocurrirá otro argumento
con el que podremos oponernos a aquél, o incluso alguna otra manera de probar nuestra
verdad. De ahí que casi nos veamos obligados a actuar con improbidad en las disputas o,
cuando menos, tentados a ello con gran facilidad. De esta forma se amparan mutuamente
la debilidad de nuestro entendimiento y la versatilidad de nuestra voluntad. Esto ocasiona
que, por regla general, quien discute no luche por amor de la verdad, sino por su tesis
como pro ara et focis [por el altar y el hogar] y por fas o por nefas puesto que como ya se
ha mostrado, no puede hacerlo de otro modo."

Así, las voluntades están siempre antes que las razones; la razón es un mero burócrata que llegó tarde a donde el cuerpo fue a experimentar. Algo que no dicen en las ecoaldeas es: "déjalo entrar a nuestra comunidad, no debatas con él, que el viva nuestra experiencia y así entenderá". El cristianismo maneja un marketing parecido, y por eso los tdj al principio te hacen una bienvenida de buenos tratos y son flexibles con "el nuevo", luego para cuando le cortan sus nexos y sus alas, sus salidas a la persona, ahí comienza el peso y el rigor, y ya es tarde para escapar de las dinámicas competitivas llenas de juzgamiento disfrazado de sugerencias, y así y así. La estrategia de otras iglesias no es diferente, es una cuestión de grados a la hora de poner a la persona a culparse a sí misma y dudar de lo más potente en su voluntad.