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Lloré. No pude aguantar las lágrimas.
Enfermeras, médicos y hasta guardias, me aplaudieron cuando llegué. Nunca había sentido una emoción tan fuerte.
Prefiero pasar por pedante, que por falsa modesta:
!!Me lo merezco!!
Trabajo en una empresa que se dedica a la limpieza de grandes establecimientos. Con el problema del Corona, me mandaron a un hospital de la capital. Yo soy la que limpio los pasillos, los baños, la que hace esa tarea tan importante y tan poco valorada.
En mi caso, es tan merecido que me siento orgullosa. Sudaca, pobre, sin estudios, negra e indocumentada. Razones más que válidas para sentirme triunfadora.
Ayer en una favela. Hoy en Europa!!
Somos muchísimos en esta situación (o peor). Comparto este aplauso con ellos.
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