Iniciado por
Manugar
Hoy me ha costado mucho escribir estas líneas, porque no sé si soy capaz de explicar correctamente mi postura ante el tema que voy a plantear… ¿Somos iguales hombres y mujeres?.
Complicada interrogante por sí misma, pero más aún porque se presta con demasiada facilidad a convertirse en una disputa de rencores, en vez de una reflexión neutra como debería ser.
Para empezar tenemos que establecer en qué aspecto queremos considerar el asunto, porque según desde que ángulo se mire la contestación es muy diferente.
Si lo vemos desde el aspecto "metafísico". Evidentemente, SI.
Todas las personas -y esto incluye explícitamente a mujeres y hombres- tenemos el mismo potencial para desarrollar las mismas aptitudes.
En mi opinión las diferencias no están en el cuerpo biológico que te haya tocado al nacer. Entiendo que hay mujeres muy listas y otras muy tontas. Como hay hombres muy listos y otros muy tontos. Y por supuesto, en los dos grupos, toda la gama intermedia de coeficientes de inteligencia.
Si lo vemos desde el aspecto "sexual". Evidentemente, NO.
La naturaleza a través de millones de mutaciones ha ido moldeando una serie de características físicas y psíquicas con el fin de asegurar la reproducción de la especie. Empeñarse en no querer reconocer esas diferencias y jugar a cambiarnos los órganos artificialmente, podrá parecer un ejercicio de libertad, pero es una apuesta "contra natura" en la que es muy fácil perder.
Si lo vemos desde el aspecto Legal: Depende de en qué país lo concretemos será una cosa u otra.
Todos conocemos países donde la igualdad no existe, ni siquiera entre los mismos hombres, así que nacer mujer en esos países es claramente una desgracia.
Luego hay países donde oficialmente se dice una cosa, pero en la vida cotidiana se hace otra. En esos países los listos y las listas juegan con varias barajas, y según les interesa utilizan las cartas que más les benefician.
Y finalmente hay unos poquísimos países donde la ley legisla la igualdad y la sociedad lo cumple. -¡Jo, qué suerte!- Esos son los ejemplos de referencia que siempre salen a relucir en cualquier debate, pero de donde se toman solo muestras de detalles aislados. Cuando la realidad es que para conseguir esos beneficios hay que planificar toda una estrategia a largo plazo; tener claras las prioridades a nivel de gobierno y de los ciudadanos; y practicar todos, individualmente y colectivamente, un compromiso real con los objetivos
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