Las palabras de Jesús no son las doctrinas de hombres de grupos religiosos que se mueven por sus propios intereses y no enseñan fielmente lo que Jesús enseñó. Las palabras de Jesús son palabras de vida, y son las misericordiosas palabras del Evangelio que Jesús predicó para el bien de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
La misericordia es lo más hermoso y en ella no caben los intereses de hombres codiciosos ni los cuentos de terror para generar dinero, poder y riquezas. Todo eso es contrario a la enseñanza del Evangelio.