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Hablando de vecinos, hoy me encontré con Gertrudis. Más cerca de los sesenta que dé los cincuenta años. Casada en únicas nupcias desde hace décadas con Antonio.
Hace unos pocos meses Antonio la cambio por una veinteañera. Gertrudis quedó arrasada.
Si no fuera porque ella me saludó no la hubiera reconocido. Se rapó la cabeza y sólo se dejó una cresta teñida color cotorra. Un piercing en la ceja, varios en la oreja, y uno en la nariz. (no sé si tendrá otros en lugares no visibles). Un tatuaje en el cuello, una letra en cada dedo, que como mueve tanto las manos no dio para leer, y un tatuaje en cada pantorrilla. (no sé si tendrá otros en lugares no visibles).
Imagino que intentará demostrar -y demostrarse- que ha resurgido de las cenizas, y que todo ha cambiado. Para mí, nada importante ha cambiado. Sigue durmiendo sola.
Bueno... Algo sí ha cambiado: se le ve patética.
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Última edición por EsquizOfelia; 30-nov.-2019 a las 15:42
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No seamos voceros del terrorismo.
No difundamos sus crímenes.
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