Jesús dijo: “En esto todos conocerán
que ustedes son mis discípulos,
si tienen amor entre ustedes mismos” (Juan 13:35).
Ese amor rebasa las fronteras raciales, sociales y nacionales
y une a las personas en una verdadera hermandad.
Este amor es tan fuerte que
los distingue como verdaderamente diferentes.
Cuando las naciones van a la guerra,
¿quiénes les tienen suficiente amor
a sus hermanos cristianos de otros países
como para negarse a empuñar las armas para matarlos?
Esa clase de amor manifestaban los cristianos primitivos.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)