Tuve la necesidad de ir a buscarte para volver a decir que te comprendo. Lo volví a recordar después de leer "los puentes de Madison". Una historia que se parece a lo que debió ser nuestra historia. Lo que debió ser si hubiese yo sido lo suficientemente listo y valeroso para hacerlo realidad.

Mira Ari. Ese libro relata como nace un amor pasional; como el que despertaste en mí, y como el que estoy casi seguro que estaba a punto de despertar yo en ti. Y cómo se sacia la sed de un alma sedienta; eso lo relata también.

Si he de ser sincero, no tuve grandeza como la que tuvo ella, Francesca, de tomar una gran decisión. Una decisión madura, realista... y dolorosa.

En cambio tu sí tomaste esa decisión, pero en el papel de Robert... ¡ vaya confusión !. Una decisión valerosa, ante todo.

¿Sabes?. Ya perdí la necesidad de venir y contarte, de venir y dar testimonio una vez mas de mi pequeñéz y cobardía. Siento vergüenza.

Me alegra que sigas ahí, callada y hermosa. Con esos pechos grandes, ese cuerpo sensual. El cuerpo que alguna vez mostraste en esa fotografía que enviaste. Ari, la mujer que dejé morir de sed.

Te alejas hacia el campo gris. Yo también camino en otra dirección. Hace frío y ¡ al fin !, vuelvo a sentir algo, un poco de algo.

Me hace bien venir hacia este páramo helado, donde siempre estás tu. Donde a veces me doy cuenta que sigo vivo.