Con los bienes no tengo absolutamente ningún problema.
Soy jubilado al igual que tú.
Y quién se quiere un Dios a su manera eres tú, que tanta envidia le tienes a quién tiene un centavo más que tú, que llegas a la desfachatez de falsificar las palabras de Jesús de forma descarada.
Y luego dices que "prédicas" el evangelio: obvio, porque tú no lo predicas.