(¡JA JA JA JA JA JA que fino humor el de Violetta!. Lo digo sinceramente. Me ha hecho reír.)

Debido a una circunstancia personal que no quiero comentar ahora, este tema me llama la atención.
Por una parte entiendo el rechazo de las señoras y señoritas ante tus dudas, porque yo mismo hace 20 años pensaba igual. Pero a día de hoy descubro otro matiz del asunto y desgraciadamente veo la crueldad de la vida.
O seguramente la crueldad de nuestra sociedad.
¿Promiscuidad?. ¿Maduros?.

En tu relato yo me pregunto… ¿dónde está la promiscuidad?, en la cantidad de tus parejas simultáneas, o en sus edades.
Si todos los actores de tu vida amorosa tuvieran como tú -vamos a poner- 30 años y fueran solteros. Serías el ejemplo vivo y triunfador de una mujer actual, liberada, que ejerce su derecho a la libertad y que está buscando la mejor opción para su futuro. Y si alguno de ellos estuviera casado. Se te perdonaría, porque con toda seguridad habrías sido engañada por su perfidia de hombre.
Pero ¡Ay!, si los actores son viejos eres condenable. Tu misma te consideras defectuosa -por no utilizar el estigma cristiano de: pecadora-
¡No puede ser!. Una joven, no puede encontrar atractivo a alguien que ya no peina una cabellera poblada y tiene unos brazos robustos. Porque lo que hay dentro de las cabezas no vale para este juego y solo se juzga quién se aprovecha de quien.
En este caso ¿qué ganancia sacas?.

Cada vez me duele más reconocer que las semejanzas de las almas, las sincronías de los corazones son imposibles y cualquier relación entre géneros pasa por el filtro previo e inexcusable del calendario.
Hoy Antonio Machado y su queridísima Leonor, como tantas otras parejas sinceramente enamoradas del pasado, no se pueden repetir porque simplemente nos hemos rendido al Postureo y el monedero.