La honestidad no salva a nadie. La Escritura habla de personas que tienen "celo de Dios" pero que no está de acuerdo a conocimiento exacto:

Rom.10:2 Porque les doy testimonio de que tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; 3 pues, a causa de no conocer la justicia de Dios, pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios.

Jesús habló de gente que querría eliminar a sus discípulos creyendo que rendían un servicio sagrado a Dios:

Juan 16:1 ”Les he hablado estas cosas para que no se les haga tropezar. 2 Los expulsarán de la sinagoga. De hecho, viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios. 3 Mas ellos harán estas cosas porque no han llegado a conocer ni al Padre ni a mí.

Y también habló de "cristianos" que usan su nombre todo el tiempo, pero que él nunca los conoció:

Mat.7:21 ”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.

Ese último ejemplo es esclarecedor. Esa gente de la que habla ahí tenía obviamente mucha fe en "su cristo", pero fue una fe vana. La honestidad no salva a nadie. Hay que ponerse de parte de la verdad bíblica, no de una fantasía, por muy real que le parezca a alguien. Por eso Jehová inspiró las Escrituras y nos las pasó hasta nuestro tiempo. Hay que verificar en qué estamos creyendo, para no ser rechazados por Jesús y perder el tiempo en esfuerzos vanos ... una fe inservible.