Los críticos modernos están produciendo en forma creciente críticas devastadoras de la teoría evolucionista, y han señalado puntos como los siguientes:
(a) Después de más de cien años de cría experimental de varias clases de animales y plantas, la cantidad de variación que se puede producir (incluso con cría intencional, no al azar) es extremadamente limitada, debido a la limitada gama de variación genética en cada tipo de ser vivo. Los perros que se crían selectivamente por generaciones seguirán siendo perros; las moscas de frutas siguen siendo moscas de frutas, y así por el estilo.
(b) Las vastas y complejas mutaciones requeridas para producir órganos complejos tales como el ojo o el ala de un pájaro (o cientos de otros órganos) no pudieron haber ocurrido en mutaciones diminutas acumuladas en miles de generaciones, porque las partes individuales del órgano son inútiles (y no dan ninguna «ventaja») a menos que el órgano entero esté funcionando. (Los cientos de partes necesarias para que funcione un ojo o el ala de un ave tienen que estar presentes, porque de lo contrario las demás partes son inútiles y no confieren ninguna ventaja adaptativa.) Pero la probabilidad matemática de que cientos de tales mutaciones por casualidad se sucedan a la vez en una generación definitivamente es cero.
(c) Los subsiguientes 130 años de intensa actividad arqueológica desde el tiempo de Darwin no han logrado producir ni siquiera una muestra de un «tipo intermedio (o transitorio) », un fósil que muestre algunas características de cierto animal y unas pocas características del siguiente tipo de desarrollo, que sería necesario para llenar las brechas en el historial de fósiles entre las distintas clases de animales.
(d) Los avances en la biología molecular revelan cada vez más la increíble complejidad de incluso los organismosmás sencillos, y no se ha dado ninguna explicación satisfactoria al origen de esas diferencias.
(e) Probablemente la mayor dificultad de toda la teoría evolucionista es explicar cómo pudo haber empezado la vida. La generación espontánea de incluso el organismo vivo más sencillo capaz de tener vida independiente (la célula bacterial procariote) de materia inorgánica en la tierra no pudo haber sucedido por la mezcla casual de químicos; exige diseño y artesanía inteligente tan compleja que ningún laboratorio científico avanzado del mundo ha podido lograrlos.
Los argumentos precedentes no se basan en «la Biblia versus la ciencia», sino en «ciencia versus ciencia».
Estos puntos son derivados del libro Darwin on Trial de Phillip E. Johnson.