Jesús no estaba anulando las Escrituras, absolutamente ninguno de los preceptos de la ley eran humanos. Fue Dios quien mediante Moisés estatuyó un código de leyes para la nación de Israel como las leyes que ponen los gobiernos en sus paises. El Autor de esa ley fue Dios mismo, y ninguno de sus mandatos es injusto. La polémica de Jesús con los fariseos de su tiempo se debía al acomodo de los líderes religiosos judíos de la ley, y a la interpretación incorrecta que habían llegado a darle con el tiempo. Ellos llegaron a hacer listas de adiciones a las leyes, para aumentar el beneficio a su favor o hasta para que respondieran a sus puntos de vista humanos. Ningún profeta de Jehová de la antigüedad habló de la ley de Moisés como si fuera una ley torcida, porque la ley de Moisés había sido dada expresamente por Jehová. Fueron los líderes religiosos quienes transformaron de la la ley todo lo que quisieron, pues creyeron que podían readaptarla cada vez que querían. Al principio la intención era solo explicativa, y luego lo comenzaron a hacer por pura conveniencia. En tiempos de Jesús, como ahora, ya la Ley de Moisés no tenía el mismo sentido con el que había sido dada. En este tiempo ya no aplica la ley de Moisés, pues era un código penal para una nación que ocupó el territorio de Israel. Esa nación ya no es el pueblo de Dios, ni la ley es la misma. Sin embargo los principios involucrados en esa ley, siguen siendo los principios que deben aplicar los cristianos ... Se resumen en dos: en lo religioso no debe ponerse nada por encima de Jehová, y en lo social no debe hacerse al prójimo nada que no deseemos para nosotros mismos.