Los que toman la espada perecerán por la espada (Mat. 26:52).

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Los testigos de Jehová seguimos regocijándonos en la esperanza aunque suframos intensa e incesante persecución. Por ejemplo, hay cientos de hermanos y hermanas encarcelados en Eritrea, Singapur y Corea del Sur, en la mayoría de los casos porque obedecen el mandato de Jesús de no tomar las armas. La mayoría de los siervos de Dios no ha tenido que aguantar una persecución tan intensa. Sus pruebas de fe han sido diferentes. Muchos han sufrido los efectos de la pobreza o por culpa de las guerras civiles o los desastres naturales. Otros son como Moisés y los patriarcas, pues han renunciado a las comodidades y la fama que ofrece el mundo. Se esfuerzan por resistir la tentación de llevar una vida materialista y egocéntrica. ¿Qué los ha ayudado a lograrlo? Su amor a Jehová y su fe fuerte en su promesa de corregir todas las injusticias y recompensar a sus siervos fieles con vida eterna en un justo nuevo mundo (Sal. 37:5, 7, 9, 29).