Última edición por Estocada; 09-nov.-2018 a las 03:30
Su papel e importancia en el plan de salvación radica en que por la sangre de Jesucristo somos redimidos.
Bien lo señala el Libro de Mormón. Como estamos en un tema de Mormonologo me tomo la licencia de citarlo:
Os digo que en aquel día sabréis que no podéis ser asalvos; porque nadie puede ser salvo a menos que sus bvestidos hayan sido lavados hasta quedar blancos; sí, sus vestidos deben ser cpurificados hasta quedar limpios de toda mancha, mediante la sangre de aquel de quien nuestros padres han hablado, el cual habrá de venir para redimir a su pueblo de sus pecados. (Alma 5:21).
Sí, recordad que no hay otra manera ni medio por los cuales el hombre pueda ser salvo, sino por la sangre expiatoria de Jesucristo, que ha de venir; sí, recordad que él viene para redimir al mundo. (Hel. 5:9).
Última edición por Estocada; 09-nov.-2018 a las 04:09
Hay que entender que Jesús pago por nuestros pecados
y la ley del hombre esta para mantener el orden en nuestra sociedad.
El pago por nuestros pecados
no significa que no pecamos
significa que somos perdonados por Dios
no por la ley del hombre.
Así que estas mezclando dos cosas distintas que no tienen relación
una con otra.
Saludos
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
De igual forma también va si no lo amamos o alabamos
Como Jesús era un hombre justo
deseaba poner fin al sufrimiento de las personas.
Para lograr eso, hay que primero ponerles fin a los que
se dedican a explotar al pobre.
Hay que ponerles fin a los gobiernos humanos
por que no pueden gobernarse los hombres mismos.
El infierno de sufrimiento
es Falso, el infierno bíblico
es la tumba, a ese infierno vamos todos.
El fuego del infierno es símbolo de destrucción eterna
ese es el castigo, inexistencia.
Pero eso no tiene nada que ver con que
Jesus haya pagado por nuestros pecados
y por eso, podemos obtener vida eterna por medio de
su pago. su vida, que dio por los que tienen fe en el.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)