Gracias por las respuestas.

Aunque la gente comúnmente cree que son los humanos quienes deciden cuáles libros son inspirados o no, debiendo formar parte del canon bíblico ... la realidad es muy diferente. Deja que te hable un poco sobre lo que se conoce como el Nuevo Testamento y la inspiración divina.

Con mis palabras: la inspiración divina es la participación directa de Dios en algún proceso humano, y que deja un resultado perenne. En el caso de que estamos hablando, los escritos santos, se trata de documentos que algunos hombres escriben mientras son guiados por el espíritu de Dios. Esos documentos son prácticamente de autoría divina, aunque sean hombres quienes hayan escrito. La Biblia lo describe así:

2Ped.1:16 No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. (...) 19 Por consiguiente, tenemos la palabra profética [hecha] más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero se levante, en sus corazones. 20 Porque ustedes saben esto primero, que ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna. 21 Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.
2:1 Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente, y la destrucción de ellos no dormita.

Otros ejemplos de inspiración divina los podemos ver en los esquemas que Moisés recibió para construir el tabernáculo del desierto (Éxo.25:9), el proyecto completo del templo de Jerusalén dado a David para ser ejecutado por Salomón (1Cró.28:12), las visiones de Juan del día de Jehová (Rev.1:10), las profecías sobre el Mesías (Hech.1:16; 1Ped.1:11; etc), los poemas de David (2Sam.23:2), ... y otros.

Sin embargo, la Biblia dice claramente que no todo lo que se atribuye a inspiración viene realmente de espíritu santo. Por eso aconseja probar los espíritus o expresiones inspiradas.

1Tes.2:1 Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos 2 que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí.

1Tim.4:1 Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios, 2 por la hipocresía de hombres que hablan mentiras, marcados en su conciencia como si fuera con hierro de marcar; 3 que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que participen de ellos con acción de gracias los que tienen fe y conocen la verdad con exactitud.

1Juan 4:1 Amados, no crean toda expresión inspirada, sino prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.

Pablo explica cuál es la utilidad de los escritos inspirados aquí:

2Tim.3:16 Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, 17 para que el hombre de Dios sea enteramente competente [y esté] completamente equipado para toda buena obra.

Es importante que se sepa que de la misma forma en que es el espíritu de Dios el que inspiró que algunas cosas fueran escritas, también es el espíritu santo el que otorga el don de reconocer cuáles cosas escritas fueron inspiradas por Dios y cuáles no. En el siglo I, cuando se derramó espíritu santo sobre los primeros cristianos, entre los diferentes dones milagrosos había uno muy especial que estaba relacionado con este asunto; se llamaba "discernimiento de espíritus" (ó: de expresiones inspiradas).

1Cor.12:4 Ahora bien, hay variedades de dones, pero hay el mismo espíritu; 5 y hay variedades de ministerios, y sin embargo hay el mismo Señor; 6 y hay variedades de operaciones, y sin embargo es el mismo Dios quien ejecuta todas las operaciones en todos. 7 Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con un propósito provechoso. 8 Por ejemplo, a uno se le da mediante el espíritu habla de sabiduría, a otro habla de conocimiento según el mismo espíritu, 9 a otro fe por el mismo espíritu, a otro dones de curaciones por ese único espíritu, 10 a otro operaciones de obras poderosas, a otro el profetizar, a otro discernimiento de expresiones inspiradas, a otro lenguas diferentes, y a otro interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas operaciones las ejecuta el uno y mismo espíritu, distribuyendo a cada uno respectivamente así como dispone.

Había cristianos ungidos que tenían un don con el cual reconocían si el espíritu santo estaba realmente envuelto en alguna declaración de un hermano, en algún escrito que se diera como posible revelación, etc. Los hermanos con ese don podían dar su visto bueno acerca de todo lo que analizaban, y de ese modo se mantenía la comunidad libre de falsos maestros. También tenían otros modos de reconocer la falsedad: si no coincidía con las enseñanzas apostólicas en algún detalle, entonces no era una enseñanza inspirada. De esta manera la congregación cristiana SOLAMENTE podía considerar como inspirados, ciertos escritos cristianos durante el primer siglo, pero otros no.

Teniendo en cuenta lo anterior, es fácil descubrir porqué a pesar de que cuando la Iglesia Católica se formó, existían tantos evangelios, cartas, etc, que presumían ser inspirados, ellos no pudieron reconocer como verdaderamente canónicos a ninguno de los documentos que no hubieran tenido un aval de los ungidos del siglo I y que ya eran vistos así desde antes, en todas las congregaciones cristianas primitivas.

Así que, aunque muchos escritores y predicadores del siglo I pudieran fingir estar inspirados por Dios, los ungidos con el don espiritual para reconocer las "expresiones inspiradas" podían descubrir dónde el espíritu santo había intervenido realmente.