Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
Se levantarán varones
y hablarán cosas aviesas
para arrastrar a los discípulos tras de sí
(Hech. 20:30).


Constantino, emperador pagano de Roma, dio reconocimiento oficial al cristianismo en el año 313. Éste estuvo presente en el Concilio de Nicea. Después del concilio, Constantino ordenó que Arrio fuera desterrado por no estar de acuerdo con la idea de que Jesús era Dios. Años más tarde, siendo emperador Teodosio I (379-395), el Imperio romano adoptó como religión oficial a la Iglesia Católica, nombre que adoptó esta forma contaminada de cristianismo. Los historiadores dicen que la Roma pagana fue “cristianizada” en el siglo cuarto. Pero la verdad es que para entonces el cristianismo apóstata había llegado a formar parte de Babilonia la Grande, igual que las demás religiones paganas del Imperio romano. Es cierto que en aquel tiempo unos pocos cristianos ungidos, a los que Jesús comparó a trigo, se esforzaban por adorar a Dios (Mat. 13:24, 25, 37-39).


(Hechos 20:30) y de entre ustedes mismos
se levantarán varones
y hablarán cosas aviesas
para arrastrar a los discípulos tras de sí.

(Mateo 13:24, 25) Otra ilustración les propuso, diciendo:
“El reino de los cielos ha llegado a ser semejante
a un hombre que sembró semilla excelente en su campo.
25 Mientras los hombres dormían,
vino el enemigo de él y sobresembró
mala hierba entre el trigo, y se fue.

(Mateo 13:37-39) En respuesta dijo:
“El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre;
38 el campo es el mundo;
en cuanto a la semilla excelente,
estos son los hijos del reino;
pero la mala hierba son los hijos del inicuo,
39 y el enemigo que la sembró es el Diablo.
La siega es una conclusión de un sistema de cosas,
y los segadores son los ángeles.
--Durante toda su vida, los apóstoles estuvieron
muy pendientes de las congregaciones.
Aun así, aparecieron hombres
que dijeron mentiras “para arrastrar a los discípulos tras de sí”,
sobre todo después de la muerte de los apóstoles
►►(Hech. 20:30; 2*Tes. 2:6-8).

Muchos de aquellos hombres tenían responsabilidades en las congregaciones
como superintendentes y más tarde como “obispos”.
Estaba tomando forma el clero,
una clase dirigente,
aunque Jesús les dijo a sus discípulos
que todos ellos eran hermanos (Mat. 23:8).
Hubo personajes prominentes que,
fascinados por las ideas filosóficas de Aristóteles y Platón,
fueron reemplazando poco a poco
las enseñanzas puras de la Palabra de Dios por ideas religiosas falsas.