No existe en las Escrituras la idea de un alma inmortal. Hasta el día de hoy me sorprende que agunos estudiosos de la Biblia defiendan este concepto.

La noción de alma como una parte del ser que sobrevive a la muerte se introdujo en el cristianismo a partir de la filisofía griega, especialmente el platonismo.

¿Que es el Alma? Veamos Génesis 2:7:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. (Gn 2:7)

La palabra original que se tradujo por “ser” es nephesh, que significa literalmente “alma”. Por eso Pablo al citar este versículo expresó:

“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente…” (1 Co 15:45).

Se ve que el Alma viene a ser la suma del “polvo de la tierra” y del “aliento de vida”.

“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.” (Isaias 64:8)

“…De barro fui yo también formado.” (Job 33:6)

Cuando el hombre muere su cuerpo vuelve de donde vino:

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:19)

“Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.” (Eclesiastés 3:20)

El alma no es parte de la persona sino que es la persona, por eso en vez de decir “persona”, el idioma original suele decir “alma” o almas”:

“Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas (nephesh) de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.” (Génesis 46:27)

“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas (psuje).” (Hch 2:41).

“Y éramos todas las personas (psuje) en la nave doscientas setenta y seis.” (Hch 27:37)

En griego el equivalente a nephesh, es decir a “alma”, es psuje.

Cuando una persona muere su espíritu (o aliento) de vida regresa a Dios y su cuerpo vuelve al polvo:

“Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo.” (Salmos 104:29)

“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7).

Una vez que muere, la persona deja de existir:

“Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no existiré.” (Job 7:21)