Mi parecer es que, tanto la resurrección como la reencarnación son ideas a las que se aferran aquellas personas que no quieren admitir que con la muerte todo acaba. Resignarse a ello después de lo que cuesta vivir, aprender, crearse valores y defenderlos, es natural. Uno se puede preguntar si nos merecemos un final en la nada, enfadarse con la naturaleza e inventarse una segunda parte que aporte cierto consuelo o tranquilidad. Eso, si llegamos a ancianos, que cuando se nos muere alguien joven nos ocurre algo parecido: No nos resignamos a aceptar que hayan tenido vidas cortas y nos consuela la idea de que su alma va a continuar en otra parte.

Es humano. Lo entiendo, pero no lo comparto. Tengo muy asimilado que estamos de paso.