La parálisis facial de Stallone ha formado siempre parte de su encanto gestual, igual que las cicatrices de Harrison Ford o el labio leporino de Joaquim Phoenix. No ha sido, pues, el detonante de su afición a los rellenos y estiramientos plásticos, sino cumplir años y dejar de verse como un joven galán. Algo absurdo, a mi ver, cuando las grandes castigadas del cine por la edad son las mujeres, con las que ya no suelen contar para papeles protagonistas a partir de los cuarenta, mientras que ellos siguen disfrutando ese privilegio, tengan la edad que tengan.

El caso de Wildenstein me parece un trastorno dependiente que necesitaba un buen equipo de salud mental, mejor que de cirujanos. Deformarse así para recuperar un amor perdido, demuestra una inseguridad y una autoestima dignas de tratamiento.


Jackson sufría vitiligo y es posible que su blanqueamiento cutáneo tuviera la primera intención de combatirlo, pero está claro que debía tener algún trauma con la idea de tener fisiología propia de su raza, ya que se obsesionó por borrar de su rostro precisamente estos rasgos característicos, acompañando las intervenciones con un blanqueamiento severo de la piel. La manera de morir, reveló que muy feliz no debía ser, a pesar de la inversión que hizo.

No sé si a Rivers alguien le comentaría alguna vez que las operaciones plásticas tenían ciertos peligros, y cuanto más edad se tuviera, más peligrosas eran. 81 años son peligrosos para cualquier quirófano. Quiero pensar que esa intervención letal estuvo relacionada con la salud y no con la estética.


Rourke se destrozó el rostro con la práctica del boxeo, solo que, a diferencia de otros boxeadores, él necesitaba reparar los daños estéticos como fuera, para poder volver a ser "guapo" en el cine. Bien pudo elegir un mal cirujano, pero los rellenos de bótox se acaban absorbiendo, no creo que todos los cirujanos que se o volvieran a inyectar fueran malos. Posiblemente "lo malo" es acumular remedios.

A veces me pregunto si ellos no se dan cuenta, si realmente se ven guapos así. Para mi, nada hay más interesante que una persona con sus signos de la edad llevados con elegancia y dignidad. Me parece algo que atrae mucho, porque eso me habla de experiencia, de aceptación de la madurez, de dignidad, de alegría por cumplir años.