Encantada de saludarte, Biloxi.
Por supuesto que, cuando se falta a la promesa de la fidelidad, es porque algo falla. Pero soy de las que piensan que, para romperse un vínculo tan sólido, no basta con un fallo. Los fallos se pueden subsanar y perdonar, siempre que no se conviertan en costumbre y se demuestre que, pese al perdón, no hay propósito de enmienda. Cuando se perdona, no se recupera la confianza en dos días. Solamente el tiempo es el que ayuda a la persona que faltó a ganarse de nuevo la confianza. En mi caso, se la ganó y con creces. Aunque años después se produjo un desgaste que nada tuvo que ver con aquél episodio de infidelidad que quedó totalmente subsanado y olvidado.