Iniciado por
KIMO
La biblia nos dice que Dios con cosas malas no prueba a nadie
Dios no quiere que suframos, sino que vivamos felices.
Por eso cuando creó a nuestros primeros padres,
los puso en un hermoso paraíso,
llamado el jardín de Edén ,
donde vivirían sin preocupaciones ni*problemas.
Pero Adán y Eva decidieron darle la espalda
a este brillante futuro y, a sabiendas,
desobedecieron a Jehová Dios.
Las consecuencias fueron desastrosas
no*solo para ellos, sino también para todos sus descendientes
Nos podemos preguntar porque
Pongamos un ejemplo.
Si un cabeza de familia se niega a pagar
la renta de la casa,
la familia entera se verá afectada,
pues todos serán desalojados y sufrirán penurias.
De igual modo, la rebelión de nuestros primeros padres
también repercute en nosotros.
Eso explica por qué las desgracias han plagado a la humanidad
También sufrimos adversidades debido a nuestras malas decisiones.
Suponga que, por no informarse bien,
usted compra una casa que ha sido construida
en una zona con alto riesgo de incendios.
¿No estaría exponiendo a su familia a sufrir una desgracia?
Y si esta sucediera,
¿verdad que no podría considerarla un castigo divino?
Por esta razón, la Biblia nos anima a ser precavidos cuando dice:
“Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra,
pero el sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15).
Es cierto que todos corremos el riesgo de sufrir adversidades.
No obstante, Dios ha prometido eliminarlas muy pronto.
Cuando llegue ese momento,
no volveremos a experimentar desgracias,
y ni siquiera oiremos de ellas.
La tristeza, el dolor y la muerte
serán cosas del pasado (Revelación /Apocalipsis 21:4).
La Biblia también promete que
nadie perderá su casa o sus cosechas
debido a la guerra o los desastres naturales.
Más bien, todos disfrutaremos a grado cabal
del trabajo de nuestras manos (Isaías 65:21-25).
Ahora bien, mientras esperamos
que Dios elimine para siempre las desgracias,
¿cómo podemos enfrentarnos a ellas o,
si es posible, evitarlas?
La Biblia recomienda ante todo:
Confía en Jehová con todo tu corazón,
y no te apoyes en tu propio entendimiento
(Proverbios 3:5).
Por lo tanto, acuda a él en busca de guía y consuelo.
Y no pase por alto los sabios consejos que nos da en su Palabra.
Así podrá tomar buenas decisiones y evitar
algunos golpes de la vida
(Proverbios 22:3).