Hace unos días leí un artículo en 'El País', apuntando los salarios de los premiers de la Unión Europea. El presidente de México gana lo mismo que Angela Merkel, canciller alemana, quien ostenta el salario más alto entre premiers de la U.E.
Pero ojalá fuera sólo el salario; aquí en México todos sabemos que la política es un negocio sumamente rentable. La presidencia de la república significa miles de millones.
Estoy seguro de que no hay otro país igual.
Puras payasadas. Si el señor hubiera cometido algún delito, ya lo hubieran aprehendido.Las acusaciones por lavado de dinero contra Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente podrían debilitarlo o fortalecerlo, pues lo dejan en calidad de víctima de la maquinaria gubernamental, pero al mismo tiempo queda bajo el escrutinio del pueblo mexicano; y, al menos es un buen golpe mediático.
Es un intento del PRI por ganar el voto de quienes no vamos a votar por López Obrador. En mi caso, me motivan a votar por Anaya. Pero hay gente más influenciable que dará su voto al PRI.
En México desde hace mucho se disolvió el espectro político; no hay izquierda ni derecha. Todos sirven al dinero y, sobre todo, al poder.Por cierto, ¿cómo fue que se mezcló la izquierda con la derecha? Porque las ideologías "ya valen gorro", es la lucha por el poder y nada más; como suele decirse, "en la guerra y en el amor todo se vale", y yo cuestionaría: ¿"aunque te lleves entre las patas a gente inocente"? Y si todo se vale, se van a dar con todo, con guerras sucias o como en el caso Colosio, que sospechosa y misteriosamente éste muriera cuando estaba a nada de ganar la elección presidencial. Jamás debería justificarse una muerte, pero de que ocurre, sí que ocurre; ¿será que el fin justifica los medios?
Recibe a quien le ofrece cualquier tipo de ventaja, por mínima que sea. López Obrador es un farsante. Un farsante muy peligroso.Por otro lado, el peje habrá enloquecido porque está reciclando a excandidatos y políticos venidos a menos que matarían por un hueso en el Congreso de la Unión o en la administración pública; puro saltimbanqui, acróbatas que como los gatos, saben caer parados y en cuatro patas, sanos y salvos, luego de que su el barco chocara contra un iceberg. :biggrin: