El Gobierno, pese a que los antirreeleccionistas cuentan con mayor fuerza militar es capaz de sofocar la rebelión. Cuenta con el apoyo de sindicatos y campesinos y también con el armamento proveniente de los Estados Unidos, gracias al acuerdo de Obregón para ser reconocido por este país, como presidente México.
Tras el asesinato de Obregón queda en escena Plutarco Elías Calles, que se convierte en el “hombre fuerte de México”. Su mandato transcurre en el periodo de 1924 a 1928. El peso de su influencia perdura durante el periodo denominado “Maximato” que tiene lugar desde el año 1928 al 1936. No es otra cosa que la elección de presidentes títeres movidos por hilos desde la sombra. Es la forma de perpetuarse en el poder y eludir el asesinato a manos de los antirreeleccionistas.
Cualquier biografía o semblanza del presidente Calles pasa por reflejar el abandono del padre, que nada quiere saber de él. Un trauma, el alcoholismo estará de forma presente en su vida. Hasta que punto llega esa influencia es difícil de discernir. Lo cierto es que le causará un fuerte impacto, en el sentido de convertirse en apóstol contra el alcohol, como así lo demostrará siendo gobernador de Sonora.
Maestro de escuela abraza la causa revolucionaria alistándose en el ejército de Obregón. Su primera andadura es combatir la rebelión orozquista. Después toma parte en la lucha contra Victoriano Huerta, y más tarde contra Pancho Villa en Agua Prieta. Tiene alguna vena literaria y antes de entregarse a la Revolución funda la “Revista Escolar” y escribe en la revista “Siglo XX”.
Su nacimiento a la política viene al nómbralo Carranza gobernador de Sonora. En este puesto y durante su segundo mandato en 1917promulga leyes laborales y agrarias de hondo calado. En 19191 Carranza lo nombra secretario de Comercio y Trabajo. El “Plan de Agua Prieta” por el cual Obregón destituye a Carranza, y que en el fondo es la lucha del civismo contra militarismo inclina a Calles del lado de Obregón, que le nombra Secretario de Gobernación. Es a partir de este nombramiento cuando Calles y Obregón forman una entente fundada en intereses políticos: Promueve a la presidencia a su predecesor Álvaro Obregón para después sucederle en el cargo.
De la Huerta había sido predecesor de Obregón. Durante su mandato, Plutarco Elías Calles ocupó la Secretaría de Guerra. Ahora `parecía que el último había superado al primero en poder. Dada la situación económica de México el secretario de Hacienda DE la Huerta acude a N. York para tratar de un préstamo. Allí se entera del alcance del pacto Bucarelli por el cual se le dan concesiones petroleras a los EEUU y se damnifica a los ciudadanos yanquis por las expropiaciones de terreno, a cambio de reconocer a Obregón. De la Huerta dimite de su cargo y decide presentarse a las elecciones generales. En el fondo de la cuestión subyace también el que se acusara a De la Huerta prácticamente de ladrón por parte Obregón. El resultado fue una guerra civil, con telón de fondo la reelección presidencial ¡El resultado ya se conoce!
Son tres los gobiernos “peleles” (Así se les llamó coloquialmente) del Maximato. Dos lo fueron interinos. El tercero por elección. El primero fue el de Emilio Portes Gil, de carácter interino, que inicia su mandato el 14 diciembre de 1928 y lo finaliza en marzo de 1930. Su llegada al ¿poder? coincide con la fundación del PNR (Partido Nacional Revolucionario) creado en gran medida para acabar con el “caudillismo” surgido tras la Revolución: Con razón o sin ella muchos generales revolucionarios se creen con derecho al poder. Añadido a las luchas entre obregonistas y callistas México vive una situación caótica. Como las desgracias nunca vienen solas se proyecta la sombra del “crack” del año 1929.
De este gobierno se puede destacar el paso dado por Emilio Portes Gil y el arzobispo de Morelia, Leopoldo Ruiz Flores, para tratar de solventar la cuestión religiosa, de la que he escrito en anterior aporte. Con la intervención medianera del ya conocido embajador USA, D. Morrow se firman acuerdos en los que se reconoce a la jerarquía católica, para designar a los sacerdotes que debían registrarse y respeto a la organización interna de la Iglesía
(Continua)