Sábado 16 de diciembre
Sigan andando en unión con Jesús
(Col. 2:6).



Supongamos que usted está mirando dos frutas maduras del mismo tipo. Aunque no son idénticas, es fácil notar que comparten ciertas características. De manera parecida, no todos los cristianos maduros tienen la misma personalidad, ni las mismas costumbres, nacionalidad, salud, edad o experiencia. Sin embargo, todos ellos comparten ciertas cualidades. Por ejemplo, el cristiano maduro se esfuerza por imitar el ejemplo de Jesús a cada paso que da. Trata de seguirlo “con sumo cuidado y atención” (1 Ped. 2:21). Según Jesús, lo más importante es amar a Jehová con todo el corazón, el alma y la mente, y amar al prójimo como a uno mismo (Mat. 22:37-39). Eso es precisamente lo que intenta hacer el siervo de Dios maduro. Para él no hay nada más importante que tener una buena relación con Jehová y tratar con amor a quienes lo rodean.