Por tratarse no sólo de ti misma sino de personas que dependen de ti, lo ideal es que busques ayuda profesional para que te guíe en cuanto a las necesidades alimenticias de cada miembro pues las mismas varían dependiendo de variables como edad y género.

Lo principal es buscar alimentos que de alguna manera sustituyan los nutrientes que se dejan de consumir al dejar la carne como el hierro y la vitamina B12 o la vitamina D: los frutos secos, las semillas, la espinaca, las legumbres (garbanzos, lentejas y demás de este tipo) y la leche son sustitutos ideales que permiten alejarse de la carne sin generar mucho riesgo para la salud. Idealmente a los 3 meses es recomendable someterse a exámenes de sangre para verificar que todo va por buen camino, pero en caso de debilidad extrema, mareos o algún otro síntoma poco usual es necesario ir al doctor inmediatamente.

No hay que comer siempre lo mismo y se debe evitar a toda costa que la comida vegetariana se convierta en sinónimo de exceso de carbohidratos vacíos como arroz, frijoles, papa o tubérculos en general, masas o pan o de exceso de lípidos como ensaladas excesivamente aderezadas por ejemplo. No se debe incurrir en el error de pensar que la fruta es buena para todo y sustituirla cada vez que se pueda pues puede traer efectos adversos en el incremento de la glucosa en sangre. Todo esto hay que irlo controlando en la medida de lo posible pues si bien es cierto que ser vegetariano es una medida saludable, también acarrea un riesgo importante pues puede llevar al organismo a una situación frágil o delicada, principalmente en los primeros meses, por eso hay que estar muy atento a los detalles.

Después de haber visitado al profesional y acatando sus recomendaciones se puede comenzar a jugar con el menú, internet está lleno de recetas y recomendaciones por todo lado.

Finalmente, lo principal es investigar mucho (nuevamente internet se convierte en herramienta fundamental) e irse conociendo a uno mismo para saber qué es bueno, qué no y hasta dónde se puede llegar.