Otras personas creen que el pensamiento divino es algo a lo que se puede arribar por medio de instrospección. Incluso se ha llegado a creer por algunos grupos religiosos, que un ser humano puede llegar a convertirse a sí mismo en Dios, o unirse a la esencia de Dios, por medio de esta instrospección.

Es alguna clase de meditación "transcendental" que según los que tienen esta creencia, puede hacer que la mente del humano ascienda a niveles espirituales inalcanzables en el plano material. La verdad es que esta creencia y práctica le dá a estas personas ciertas "sensaciones" que parecen alimentar estas ideas.

Pero cuál es la realidad sobre estas sensaciones? Las sensaciones humanas (al igual que el propio pensamiento y la conciencia humana) son un campo que está lleno de interrogantes. Existe el peligro de dar por verdaderas las conclusiones a que se llega basándonos en estos procesos de la mente. La interpretación de esos procesos, religiosamente hablando, están cargados de subjetividad. Es muy similar a buscarle un significado a nuestros sueños o a lo que se experimenta bajo el efecto de las drogas sicodélicas.

En realidad, la adoración a Dios no se dá en el plano insconciente de las personas. Para que una relación entre Dios y el hombre sea objetiva, debe ser una relación conciente e inteligente, basada en conocimiento real y no subjetivo; ... no en una interpretación idealista de nuestras sensaciones, sino en un contraste realista de nuestra forma de servir a Dios y la que adoptaron anteriores siervos fieles de Él.

Sobre la influencia de los pensamientos y la instrospección hay mucho que se pudiera decir, pero desde un punto de vista objetivo, prestar atención a la imaginación e invenciones de nuestra propia mente, especialmente en estados alterados, no es la forma adecuada de conocer a Dios y estar en relación con Él.