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“Los resultados de la investigación son una fotografía del momento y como casi todos los fenómenos sociales no pueden extrapolarse a otras latitudes y momentos”, advierte Acosta para Caraota Digital: “Pero sí permite hacer un diagnóstico de la situación y poder prever situaciones de riesgo”.
La investigadora opina que siendo la tristeza la emoción número uno por tanto tiempo en un sector de los venezolanos, “no es de extrañar el alza en suicidios en un país que carece de servicios de salud mental públicos y donde la crisis económica se ha acentuado”.
“Hay un sufrimiento social general”, estima la docente universitaria: “Basta leer los muros de los conocidos, escuchar el discurso de los venezolanos en los espacios donde la queja social es la protagonista. Entonces, ¿Cómo llevar una vida normal o pensar en la felicidad en un país caracterizado por el dolor, el duelo y la carencia constante?”.
Para Acosta no hay una respuesta única: “Son múltiples las estrategias que los venezolanos han ensayado para intentar cumplir con dos condiciones: vivir y acompañar el dolor de los otros o, en muchos casos, vivir el dolor propio”.
La gente, literalmente desesperada
“No es que en Venezuela haya un ambiente de intolerancia sino un clima de desesperación”, aclara el sociólogo Francisco Coello, profesor de Sociología Política de la Ucab: “La gente está literalmente desesperada”.
Para Coello resulta poco común ver que una sociedad sea afectada en todos los ámbitos de su vida, como ha pasado con Venezuela: “La devastación de los últimos 18 años ha sido de tal magnitud que no hay área que se salve. Nadie puede garantizarse seguridad, alimentación, medicamentos o vacaciones”.
“Cuando uno ve la magnitud de lo que ha ocurrido –linchamientos, asesinatos de manifestantes pacíficos, detenciones ilegales- y ves la reacción de la gente, como salir a la calle a defender una agenda democrática, eso revela un buen signo de una sociedad que no ha comprado el discurso del odio promovido por el gobierno. Estamos bien en el sentido de que hay unos valores democráticos que siguen presentes”.