Cita Iniciado por Saracor Ver Mensaje
Una madre seguirá siendo igual de mujer siempre y cuando no se convierta en esclava de sus obligaciones. Si una mujer se hace madre por cumplir con sus "deberes" maritales, para que su marido quede contento y demás, no es una mujer, es una esclava.

Si una mujer deja su vida a un lado por criar a unos hijos y únicamente vive su vida a través de la vida de ellos, no es mujer, es esclava.

Ahora, si una mujer quiere ser madre, lo es y sigue viviendo su vida tranquilamente, entonces seguirá siendo mujer.
Esta frase:
Ahora, si una mujer quiere ser madre, lo es y sigue viviendo su vida tranquilamente, entonces seguirá siendo mujer.
Me gustaría que me explicaras a que llamas "tranquilamente". Es culpa de la semántica -y de Nietz-, por lo que te pregunto, para no errar. Mientras tanto, te comentaré que no conozco a ninguna madre que viva tranquilamente ya teniendo hijos, por lo menos no ninguna madre que ame a sus hijos.

Ahora vamos a lo que marqué en rojito. Entonces, creo entender, lo que degrada a una madre como mujer es el hecho de ser esclava de sus obligaciones. Bueno, la verdad es que toda mujer que tenga un empleo -sea madre o no-, tiende de alguna forma a ser esclava de sus obligaciones, pues tiene un horario fijo que cumplir y no puede, de ninguna manera, faltar a esa obligación porque puede ser despedida, no puede disponer de ese tiempo que ya tiene comprometido con su empleador.

Y si vamos a esclavitudes, tendríamos que meter a las mujeres que son esclavas de los créditos bancarios, a las mujeres que son esclavas de los cánones de belleza y moda, por ejemplo.

En cuanto a lo de los hijos, te puedo asegurar que teniéndolos, tu vida va a girar en torno a ellos, porque todo lo que hagas tienes que planificarlo tomándolos en cuenta. No vas a poder salir todas las noches que quieras, no vas a poder desatenderte de ellos en el momento que gustes, no vas a poder salir a divertirte cada vez que te inviten, no vas a poder disponer de tu dinero sin antes ver que no descobijes a tus hijos. Amar implica sacrificios, sin lugar a dudas.