Todo es absurdo, toda existencia es absurda, incluso la de Dios mismo. El caso en la vida es encontrar hermosos absurdos que nos permitan aceptar esta incoherente existencia, incluso -porqué no-, disfrutarla.

A partir de declarar y aceptar nuestra existencia como un absurdo, ¿tiene caso cuestionarse de la futilidad de nuestros actos? No, ya no, están de más esas cuestiones.

Recordé a Camus y su mito de Sísifo; decía el escritor frances: "No hay mas que un problema filosófico verdaderamente serio, y ese es el suicidio”. Esto es: ¿Vale la pena vivir?

No busques respuestas, no las hay, busca los hermosos absurdos que te ayuden a seguir.