Muerte segunda. El “lago de fuego” al que son arrojados la muerte, el Hades, la simbólica “bestia salvaje” y el “falso profeta”, así como Satanás, sus demonios y los que se entregan a la iniquidad en la Tierra, significa “la muerte segunda”. (Rev 20:10, 14,*15; 21:8; Mt 25:41.) Al principio la muerte fue el resultado de la transgresión de Adán y por ella pasó a toda la humanidad; por lo tanto, la “muerte segunda” debe ser distinta de esta muerte heredada. De los textos citados se desprende que no*hay liberación posible de la “muerte segunda”. La situación de los que sufren la “muerte segunda” corresponde al resultado que se advierte en textos como Hebreos 6:4-8; 10:26,*27 y Mateo 12:32. Por otro lado, aquellos de los que se dice que consiguen la “corona de la vida” y tienen parte en la “primera resurrección” no*se ven afectados por la muerte segunda. (Rev 2:10,*11.) Los que han de reinar con Cristo reciben inmortalidad e incorrupción, por lo que están más allá de la “autoridad” de la muerte segunda. (1Co 15:50-54; Rev 20:6; compárese con Jn 8:51.)