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  1. #38
    Fecha de Ingreso
    03-enero-2012
    Ubicación
    Lleida (Segrià -Catalunya/UE-)
    Mensajes
    1.098

    Predeterminado y...

    «Dentro de la Historia de la verdadera fe existe una larga traditio según la cual es POSIBLE experimentar atisbos del CIELO en este valle de lágrimas; por ejemplo: en la tranquilidad de la meditación, en la belleza de la catedral, en el drama de la misa o en la intimidad de la comunidad creyente. Al verse en presencia de la muerte, Friedrich Schleiermacher (1768-1834) NO encontraba consuelo en la esperanza de la vida futura, sino en la experiencia de lo DIVINO en el presente. Mantenía que el creyente en la verdadera fe debía esforzarse por aumentar el número de estos atisbos del CIELO en este valle de lágrimas más que preocuparse por la vida después de la muerte; y, recordaba a sus lectores: "en el estado de piadosa emoción el alma se VE, más que dirigida al futuro, ABSORTA en el momento presente". La esperanza de algo más DESTRUIRÍA la plenitud y la armonía del sentimiento religioso. Resumió su credo diciendo que "la inmortalidad versus la verdadera fe consiste en ser UNO con lo infinito en medio de lo finito; y, en ser ETERNO en un momento". Para él, el problema de la vida después de la muerte era insignificante por ser AJENO a la vida interior y a los sentimientos religiosos inmediatos. Los creyentes en la verdadera fe NO debían preocuparse de las especulaciones acerca del Más Allá, sino, por el contrario, concentrarse en el mundo que ocupan ahora. Aconsejaba así a sus compañeros en la verdadera fe: "NO te preocupes por lo que ha de venir tras la muerte; preocúpate de no perderte a tí mismo; y, llora si te ves arrastrado por la corriente del tiempo sin llevar contigo el CIELO en TODO momento de esta vida" {cfr. pág. 35 de s/. "Monólogos" -Madrid, Ed. Aguilar, 1955-}. La preocupación acerca de la naturaleza del CIELO, preocupación que él veía por TODAS partes en la Europa del XIX, impedía a los creyentes en la verdadera fe experimentar en el presente la PLENITUD del Eterno. La convicción de que la especulación de los creyentes acerca del Más Allá es una debilidad más que una bendición se expresa de forma más sistemática en la herejía protestante de corte liberal de comienzos del XX. Walter Rauschenbusch (1861-1918), el celebérrimo teólogo estadounidense del llamado «Evangelio Social», abogaba por un curso RADICALMENTE nuevo (...). Más que centrar la atención en la perfección del individuo en la esperanza de que alcance el CIELO tras la muerte, mantenía que los creyentes debían preocuparse de la sociedad en que vivían. Para él, así como para otros activistas dentro del movimiento del llamado «Evangelio Social», el Reino de Dios NO era una vida idealizada en el Más Allá, sino una realidad que debía alcanzarse en este valle de lágrimas. A pesar de los problemas causados por la industrialización y la urbanización, que podían descorazonar a muchos, él mantuvo en su obra "Christianizing the Social Order" (NY, Macmillan Eds., 1912) que la posibilidad de las mejoras sociales, económicas y religiosas podía marcar el principio del «gran día del Señor que ha estado esperando la Humanidad durante siglos». La perfección NO debía ser considerada un objetivo individual alcanzado después de esta vida, sino un objetivo social alcanzado en este mundo. El CIELO no era una realidad después de la muerte, sino el símbolo de un mundo perfeccionado aquí y ahora. Para aposentar su tesis de la venida del Reino de Dios en este valle de lágrimas, predicó la vuelta a las enseñanzas originales (...) del Nuevo Testamento. El Redentor NO enseñó que debíamos posponer la justicia social hasta después de la muerte, sino, por el contrario, que el Reino de Dios -«una intimidad de justicia»- ha de hacerse efectivo en este mundo. Desde su punto de vista, la idea griega del vuelo del alma individual hacia la vida eterna había debilitado, si no SUPLANTADO, la esperanza original en un Reino de Dios terrenal (...). Los creyentes, prisioneros de la búsqueda privada de su propia salvación, no sentían preocupación alguna por colaborar con el Eterno en crear un mundo que garantizase a TODAS las personas el desarrollo más elevado y libre posible. Animó a las personas a ir más allá de las imágenes privatizadas y a descubrir el significado «REAL» del CIELO como expresión de esperanza colectiva y de este mundo [o sea: lo que él llama «la camaradería de los justos» {cfr. págs. 227/238 de s/. "A Theology for the Social Gospel" -NY, Macmillan Eds., 1922-}]. Para él, aun si la creencia en la vida después de la muerte no puede eliminarse por completo, NO debería ocupar sino un modesto lugar en la periferia de la doctrina de la verdadera fe. El auténtico significado de la venida del Reino de Dios tiene que ver con este mundo, NO con el Más Allá (...). Escribió en 1912: "en tiempos antiguos se nos ha enseñado a hacer nuestra labor con los ojos puestos en un mundo y una vida toda por venir; pero, la tarea que tenemos delante de nosotros está relacionada con REMODELAR el mundo actual y hacer de este mundo un lugar LIMPIO, DULCE y HABITABLE" (...). En 1961, ante la pregunta: «cite el MAYOR logro de la verdadera fe en los últimos 50 años», la mitad de los estudiantes de Teología estadounidenses respondió: «la predicación del llamado "Evangelio Social"». Los estudiantes apoyaban el DESARME, la INTEGRACIÓN racial, la ABOLICIÓN de la pena de muerte y expresaban su deseo que TODOS tuvieran «una vivienda digna». El entusiasmo por las causas sociales y políticas corre parejo con un notable (aunque NO sorprendente) desinterés por los asuntos del Más Allá (...). Cuando Rosemary Radford Ruether (nacida en 1936) se preguntó por el destino del "yo" tras la muerte, llegó a la conclusión de que «NO es nuestro destino preocuparnos acerca del significado eterno de nuestras vidas; y, la religión NO debería hacer de ello el centro de su mensaje; los seres finitos deben concentrarse en asuntos que puedan alterar; es nuestra responsabilidad hacer uso del período temporal de nuestras vidas para crear una comunidad JUSTA y BUENA para nuestra generación y para nuestros hijos (...); nuestro agnosticismo versus la vida eterna es, por tanto, la expresión de nuestra fe, de nuestra confianza en que la Santa Sabiduría hará trascendente nuestro trabajo, que está limitado por el espacio y el tiempo» {cfr. pág. 258 de s/. «Sexism and Godtalk» -Boston, Beacon Press, 1983-}. De esta forma, las imágenes bíblicas del CIELO y del milenio NO son fines en sí mismas, sino que apuntan posibilidades que pueden hacerse realidad en este mundo {para este punto de vista, cfr., v.g., «Heaven as Revealed Utopia» -en págs. 266/294 de "Religion and Alienation: a Theological reading of Sociology"; NY, Paulist Press, 1975- de Gregory Baum; págs. 64/66 de "What Are They Saying about Death and Christian Hope" -NY, Paulist Press, 1978- de Monika K. Hellwig; "Heaven and Hell: Eschatological Symbols of Existential Protest" -en págs. 475/491 de "Cross Currents" n° 24 (1975)- de Bernard P. Prusak}. La Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana y la herejía protestante de corte liberal intentan reconocer en su PLENITUD la riqueza bíblica de las descripciones del CIELO, apoyando al mismo tiempo a la mente escéptica que se esfuerza por defender su integridad. Dado que la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana y la herejía protestante de corte liberal NO tienen deseo alguno de cambiar traditio por razón o viceversa, proponen un compromiso entre la ingenua aceptación y el rechazo de plano. Con la finalidad de establecer un término medio entre el legado bíblico y la mente racional, algunos invocan conceptos como «mito» y «símbolo», mientras que otros argumentan que el simple hecho de hablar de eternidad futura DISTRAE la atención de los problemas de este mundo. El CIELO debería ser considerado como una imago de lo que podría ser la vida en este valle de lágrimas; este término medio entre la aceptación y el rechazo tiene alguna de las características de una tierra de nadie entre las trincheras de dos ejércitos enemigos. Los teólogos de la llamada «Teología de la Liberación», ni escépticos ni creyentes en un CIELO de imágenes, son con frecuencia marginados tanto del mundo creyente como del no creyente...» {págs. 597 y ss. de la versión al castellano de don Juan-Alberto Moreno Tortuero -Madrid, Taurus, 2001- de "Heaven: a History" -Yale University Press, 2001- de doña Colleen McDannell, titular de la cátedra de Religious Studies en la University of Utah, y don Bernhard Lang, titular de la misma cátedra en la universidad germana de Paderborn}

    Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

    Jaume de Ponts i Mateu
    Última edición por Jaume de Ponts i Mateu; 26-feb.-2017 a las 13:46

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