«¡Es TAN bello ir al estanque y bañarme en él contigo delante dejándote ver CUÁN hermosa y apetitosa es mi CARNE con mi camisa, del más sutil lino regio, TODA ella EMPAPADA! Me sumerjo delante tuyo en el agua y, al salir, voy hacia tí llevando enredado entre los dedos un encantador pececillo rojo... ¡Ven y MÍRAME!» {anónimo cántico de amour fou de la época del llamado «Imperio Nuevo egipcio» -trad. y recogido por el maestro Philipp Vandenberg [cfr. pág. 21 de la trad. al castellano de don Manuel Vazquez (BCN, Plaza & Janés, 1979) de s/. «Nofretete»]-}

LA CLAVE
(para nada pasarse)

I

Lo decisivo NO es ser guapo,
ni aun parecerlo..;
lo decisivo es SABERSE guapo.
No sentirse,
o imaginarse, o verse..;
sino SABERSE.
Así de rotundo y claro.
De INCONTESTABLE.

No se trata, pues, ¡de ser!,
ni ¡de estar!;
sino de algo MÁS físico,
mucho MÁS revelador,
INFINITAMENTE primario,
instinto y genes...
Nativo.
INAPELABLE.

II

La clave NO son tus ojos;
ni tu andar,
ondulante...
La clave BULLE en el aire
que respiras,
para TODOS irrespirable.
En que NO te ahogas:
ahí jadea la clave.

Imposible, pues, la fórmula
o el milagro.
Simplemente, lo SABES.
No la lucidez...
Para nada la locura...
¡Hay que pasar de explicarse!
La DIFERENCIA, claro:
ésa es la clave.

«La vida que se vive en este mundo es SIMPLE...» {cfr. pág. 70 de la trad. al castellano -BCN, Bruguera, 1977- de doña Montserrat Martí i Brugueras del celebérrimo «Siddharta» del maestro Hermann Hesse}

Jaume de Ponts i Mateu